jueves, 22 de diciembre de 2016

La intervención italiana en la Guerra Civil Española

 
Tal día como hoy 22 de diciembre de 1936, desembarca en Cádiz el primer contingente de "camisas negras" italianos al mando del general Mario Roatta, para unirse a los “nacionales” en la guerra civil española.

Al poco de su llegada, fueron organizados – bajo sus mandos propios –  y en febrero de 1937 tienen lugar las primeras acciones del Cuerpo de Tropas Voluntarias (CTV) formado por soldados y “camisas negras”,milicianos del Partido Fascista, creados por Mussolini en 1921.

Roatta  estuvo desde los inicios del fascismo al lado de Mussolini, participando en la campaña de Abisinia en 1935 y coordinando el apoyo italiano a las tropas españolas sublevadas contra la República  y en diciembre de 1936 le nombran jefe de ellas en España.

A comienzos de 1937, Roatta cuenta ya con más de 15.000 hombres y abundante equipo motorizado y carros de combate, así como aviones, tropas aceptadas por Franco, con la condición de que los italianos estuviesen bajo mando español, pero Roatta, a la orden directa de Mussolini, decidió operar independiente.

Así, los cerca de 50.000 italianos que se encuentran en España antes de la Batalla de Málaga, se disponen a conquistar esta ciudad y con un poderío motorizado espectacular, el 8 de febrero toman la capital, mientras la población que huye es bombardeada con artillería y aviación.

Roatta se atribuye la victoria a sí mismo, comparándola despectivamente con “la interminable batalla por Madrid”, y desde entonces las tropas franquistas deseaban secretamente que los italianos sufriesen "un escarmiento".

La ocasión aparece un mes después con la Batalla de Guadalajara, cuando Roatta y los suyos, ebrios de victoria, quieren atacar primero y diseñan un plan de ataque hasta Guadalajara, aislar Madrid y emprender la marcha hasta Valencia, acción que tiene lugar el 8 de marzo.

Su fuerza son vehículos veloces y ligeros, pero casi todos de ruedas y no de cadenas, por lo que necesitan carreteras, por eso cuando la noche anterior a la ofensiva, descarga una violenta tormenta con lluvia, nieve y niebla, las unidades motorizadas no pueden avanzar y la aviación se queda en tierra, lo que desmoraliza a los camisas negras, que evidencian estar poco preparados y muchos reclutados a la fuerza.

Contra los consejos recibidos, emprendió la ofensiva en principio favorable pero pronto queda atrapada en un atasco debido al terreno fangoso y en ese momento aparecen los tanques soviéticos  de cadenas que, debido al  fango, resultan superiores a los vehículos italianos.

Roatta decide relevar a las divisiones avanzadas y en medio de un caos de deserciones y avances republicanos, el día 15 pide a Franco abandonar el campo de batalla, pero este niega el permiso y ambos acuerdan una pausa hasta el día 19, aunque entonces la iniciativa era ya republicana.

El día 20, exige por tercera vez, se les releve del frente y la respuesta es negativa, lo que acaba provocando la primera derrota del fascismo, tan publicitada por los republicanos como la de Málaga por los italianos, achacable al tiempo y falta de preparación de los camisas negras, pero también a la incompetencia de Roatta y sus mandos, así como a que las tropas franquistas, no acudiesen en auxilio de los italianos, con lo cual la derrota fue una victoria de Franco sobre los italianos, que a partir de ese momento pasan a acatar sus órdenes.

Acabada la guerra, Roatta fue injustamente acusado como criminal de guerra por los aliados, pese a que se opuso a la persecución judía, aunque en 1949 se retiran los cargos, muriendo en Roma en 1968.

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