domingo, 2 de agosto de 2020

Cuando Adolfo Hitler, se convirtió en Führer

Tal día como hoy, 2 de agosto de 1934, Adolf Hitler, el canciller de Alemania, se convierte en el Führer - presidente y canciller- del país después de la muerte del presidente alemán Paul Von Hindenburg.

El 30 de enero de 1933, el presidente de Alemania, el general Paul von Hindenburg, influido por el político conservador Franz von Papen, nombró canciller a Adolf Hitler. Diez años después del putsch de Munich , cuando intentó llegar el poder mediante la fuerza, el Führer lo consiguió a través del sistema parlamentario que tanto despreciaba.

Pese a su escaso peso parlamentario –noveno partido en el Reichstag- el partido nazi era popular entre los agricultores, pequeños empresarios, funcionarios públicos y otras personas de la clase media que se sentían ignorados o traicionados por el gobierno de Weimar.

En 1928, el partido tenía más de 100.000 afiliados, apoyados en un eficiente aparato de propaganda, dirigido por Joseph Goebbels, que aprovechaba la insatisfacción y resentimiento dondequiera que se produjera para ir creciendo.

Paralelamente, la rama paramilitar, las temidas tropas de asalto (SA), engrosadas con exsoldados y jóvenes descontentos alcanzaban los 80.000 miembros. También aumentaba su influencia entre militares, empresarios y grandes industriales que le proporcionaron financiación y cobertura en las altas esferas.

Cuando en octubre de 1929 se produjo el crac de la bolsa de Nueva York, la frágil economía alemana se deterioró rápidamente. En pocos meses hubo tres millones de desempleados. En las elecciones de septiembre de 1930, los nazis obtuvieron 6,4 millones de votos (18,3%), 107 escaños.

El gabinete de centroderecha de Heinrich Brüning no pudo evitar el agravamiento de la crisis económica y política. En abril de 1932, Hindelburg fue reelegido en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con el 53% de los votos frente al mismo Hitler, al que votaron 13,4 millones de alemanes - 36,8% de los sufragios-. Muy lejos, el comunista Ernst Thälmann con el 10,2%.

Pero la crisis económica empeoró hasta limites insostenibles: cinco millones de parados, un tercio de la población activa alemana. Aunque no fue aquel ejército de desempleados el que votó por Hitler, fueron los que teniendo trabajo temieron las consecuencias del paro. Todo ese proceso hizo que una parte de la sociedad alemana apoyara al partido nazi como el garante del orden, la autoridad y la disciplina.

En un último intento de evitar que los nazis llegaran al poder, el general Kurt von Schleicher formó gobierno el 2 de diciembre, con el apoyó cada vez menos firme de católicos y nacionalistas de Hugenberg. Pero día el 28 de enero, aislado por las maniobras nazis, dimitió.

El anciano presidente Hindenburg, aconsejado por Von Papen, que pactó su nombramiento de vicepresidente, y venciendo su antigua aversión al cabo austriaco, entregó la cancillería a Adolf Hitler. Este había sabido combinar la violencia callejera, imputada hábilmente a los comunistas, con la presión política a los partidos de la derecha, que no pudieron evitar que muchos de sus votantes se aproximaran a los nazis.

Una vez instalado en el poder, le bastaron pocos meses para establecer una dictadura absoluta. El incendio del Reichstag el 27 de febrero, atribuido a los comunistas, le permitió presionar a Hindenburg para que firmase el estado de excepción y miles de comunistas, socialistas y pacifistas fueron encarcelados en los primeros campos de concentración.

El 2 de agosto de 1934, murió el presidente Hindenburg y Hitler asumió el cargo de jefe de Estado, comandante de las fuerzas armadas y se proclamó Führer, líder indiscutido del III Reich.

No hay comentarios:

Publicar un comentario