domingo, 9 de agosto de 2020

Las primeras bombas atómicas contra ciudades

Tal día como hoy, el 9 de agosto de 1945, Estados Unidos vuelve a sembrar el terror en Japón tras el desastre de Hiroshima producido tres días antes. Esta vez lanza la segunda bomba atómica "Fat Man" contra civiles en Nagasaki dentro del marco de la Segunda Guerra Mundial.

Han pasado 75 años desde que el mundo contemplase la capacidad destructiva del hombre hecha realidad en forma de bombas atómicas. La Segunda Guerra Mundial supuso, una vez más, la subordinación de la ciencia al servicio de la guerra y la muerte, buscando provocar el mayor daño al enemigo para que no pudiera levantarse y devolver el golpe. Los cinco años de conflicto vieron nacer algunas de las herramientas más temibles que el mundo había conocido hasta entonces.

Si durante la Gran Guerra las armas químicas y las ametralladoras supusieron un cambio radical en el arte de la guerra del que hablaba Sun Tzu y eliminaron lo poco que le quedaba de arte para dejar únicamente el dolor, la violencia y la muerte. Un grupo de científicos, muchos de ellos judíos, decidieron unirse para luchar contra el fascismo y arrebatar la primera posición en la carrera armamentística a la Alemania de Adolf Hitler. Nacía así el 'Proyecto Manhattan', y con él las armas de destrucción masiva y el miedo a la destrucción total.

El 6 y 9 de agosto de 1945, las bombas 'Little Boy' y 'Fat Man', respectivamente, fueron lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki por orden del Presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman.

Mataron a miles de personas, en su mayoría civiles, y sirvieron como elemento disuasorio para que Japón claudicara y pusiera fin al conflicto. Para algunos, esta decisión fue un sacrificio tomado con la única intención de reducir pérdidas humanas y regresar a la paz.

Para otros, una medida desproporcionada teniendo en cuenta que Alemania e Italia habían sido derrotadas y que Iosif Stalin se había comprometido a unirse a la lucha en el Pacífico.

El lanzamiento escondía un mensaje de advertencia para la Unión Soviética, con quien ya había empezado a romper relaciones tras vencer al enemigo común y esto provocaría una carrera armamentística y un aumento de las tensiones entre ambas potencias durante la Guerra Fría.

Los lanzamientos de las bombas atómicas cambiaron el mundo y abrieron una puerta a la destrucción absoluta a un solo botón de distancia.


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