Tal día como hoy, 15 de agosto de 1914, se inauguró el Canal de Panamá, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, cuya construcción se inició en 1880 por ingenieros franceses, pero después de que 20,000 trabajadores murieran de malaria, fiebre amarilla y otras enfermedades durante la construcción, los franceses renunciaron y el dinero estadounidense y sus ingenieros completaron el proyecto.
El canal tiene 48 millas de largo y tiene tres esclusas principales y la Autoridad del Canal de Panamá decide los peajes en función del tipo, tamaño y carga de la embarcación.
El 15 de agosto de 1914 se inauguró oficialmente el Canal de Panamá, aunque las obras había finalizado en 1913. Desde el comienzo de su construcción en 1881 murieron entre 6.000 y 12.000 hombres.
El Canal de Panamá lo comenzó a construir Estados Unidos en 1902, tras el fracaso del intento francés en 1880. El objetivo era acortar los viajes comerciales, reducir costos y obtener más ganancias. Y lo consiguieron. A partir de la inauguración del Canal de Panamá, los buques ahorraron la cifra, nada desdeñable, de 15.000 km de viaje.
Se construyó el canal para poder lograr una ruta de navegación interoceánica que comunica el mar Caribe y el océano Atlántico con el océano Pacífico, a través del tramo más angosto del istmo de Panamá.
Hoy en día, para pasar de un lado a otro del canal panameño los barcos deben atravesar tres juegos de exclusas que cumplen la función de nivelar la cantidad de agua entre un tramo y otro para acompañar el pasaje del barco. En total el canal mide 78 kilómetros y se eleva 26 metros sobre el nivel del mar para atravesar a lo ancho todo el país.
Más de un siglo después de su inauguración, los países que más lo utilizan como vía marítima de transporte comercial son: Estados Unidos, Chile, China, Japón y Colombia.
Lo cierto es que la finalización con éxito del Canal de Suez en 1869, animó a los franceses a lanzarse a un proyecto aparentemente similar; en este caso: conectar los océanos Atlántico y Pacífico, confiando en que podría llevarse a cabo con escasa dificultad.
Pero, en aquel intento de abordar la construcción a los ingenieros franceses se les presentaron varios problemas: los cauces de los ríos que debía cruzar el canal y, el problema más grave de todos, las enfermedades tropicales la malaria y, sobre todo, la fiebre amarilla. Como no se conocía en ese momento cómo contraían estas enfermedades, todas las precauciones en contra de estas estaban condenadas al fracaso.
Sin embargo, el gobierno galo no cejó en su empeño y en 1888 contrató una enorme fuerza laboral de 20.000 personas. Ocho años después, la compañía constructora francesa quebró. En ese momento, Francia le cedió a Estados Unidos los derechos de explotación y construcción del Canal de Panamá y el control de la zona en torno al mismo.
Los estadounidenses habían comprado el
canal como un proyecto ya en marcha, y conservó a todos los
trabajadores del canal. Habían heredado el proyecto francés con un
gran revoltijo de edificios, infraestructuras y equipos, muchos de
los cuales habían sido víctima de quince años de abandono en el
entorno hostil de una selva muy húmeda.
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