Tal día como hoy 26 de septiembre de 1591, huye de España Antonio Pérez, secretario del rey Felipe II.
Antonio Pérez, fue Secretario de Felipe II de España. Era hijo ilegítimo y sacrílego de Gonzalo Pérez, un clérigo secretario de Carlos V y de Felipe II, en sus primeros años de reinado.
Protegido por Ruy Gómez de Silva, príncipe de Éboli, Antonio Pérez se educó en las universidades de Alcalá, Lovaina, Salamanca y Padua. Al morir su padre en 1556 pasó a ocuparse de la secretaría real interinamente, recibiendo confirmación oficial de su cargo en 1567.
En las luchas políticas de la corte, destacó como un gran intrigante, alineado con la facción de su protector, el príncipe de Éboli, contra el duque de Alba y contra don Juan de Austria. Y acabó asesinando al secretario de Juan de Austria, Juan de Escobedo, en posible connivencia con Felipe II en 1578.
Este crimen, sería utilizado por Felipe II contra Antonio Pérez cuando descubrió que su secretario le espiaba para el papa, acusación que no podía hacer directamente, por ser la Monarquía Hispana y el Papado, dos potencias amigas en teoría.
En 1579 Antonio Pérez fue detenido -al tiempo que su amante, la princesa de Éboli- y sustituido cerca del rey por el cardenal Granvela, aunque Pérez siguió desempeñando la Secretaría hasta 1584.
Se le acusó inicialmente de corrupción, cargo del que había abundantes pruebas; y diez años después se le acusó además de asesinato, sometiéndole a tormento, como requería el proceso judicial en la época.
Después de once años en la cárcel, Pérez consiguió huir de Madrid disfrazado y refugiarse en Aragón, en donde se acogió a la protección del derecho foral, alegando ser hijo de un natural de aquel reino. Su causa quedó así unida a la defensa de las libertades aragonesas frente a la Corona.
El rey hizo entonces que le acusara de herejía la Inquisición, la única institución con jurisdicción en toda España; pero la Inquisición fracasó en el intento de hacerse con el reo, ante la agitación de las masas populares (comenzaban así las alteraciones de Aragón).
Dispuesto a imponer su autoridad, Felipe II envió un ejército a Zaragoza, que tampoco consiguió prender a Pérez, el cual había huido a Francia con ayuda del justicia mayor de Aragón, Juan de Lanuza, que fue ajusticiado .
Mientras las autoridades forales aragonesas se levantaban en armas contra el rey por lo que entendían una violación de sus fueros, Antonio Pérez era acogido, calurosamente, en la corte francesa.
Antonio Pérez, fue juzgado y condenado en su ausencia por la Inquisición, que confiscó sus bienes y quemó públicamente una estatua de él.
Durante años asesoró, tanto a Enrique IV de Francia, como a Isabel I de Inglaterra, en sus acciones militares contra Felipe II.
Se dedicó también a publicar escritos, tendenciosos, mal intencionados o falsos, contra el rey, Felipe II, que suministraron gran parte del material, con el que se tejió la leyenda negra contra la Monarquía Hispana.
Desde la muerte de Felipe II, Antonio Pérez, perdió todo interés político y en la más absoluta indigencia, marginado y olvidado de todos, murió en el exilio en París, el 7 de abril de 1611, sin haber conseguido el perdón de la Monarquía.
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