Hoy 21 septiembre, festividad del Apóstol y evangelista Mateo, se cumplen 846 años de la conquista de Cuenca, por las huestes cristianas, dirigidas por Alfonso VIII.
Presionado por los ataques almohades, desde 1174 el rey Alfonso VIII, tuvo que ceder a las Órdenes militares algunos territorios, hasta entonces de realengo, para su mejor protección, como las villas de Maqueda y Zorita de los Canes a la Orden de Calatrava, o la villa de Uclés a la Orden de Santiago, siendo desde entonces Uclés, la casa principal de esta última orden militar.
Desde esta plaza, inició una ofensiva contra los musulmanes, que culminó con la reconquista de Cuenca, en 1177. La ciudad se rindió el 21 de septiembre, festividad de San Mateo, que celebraron desde entonces, los conquenses.
Los preparativos militares y la concentración de las huestes, en las inmediaciones de Cuenca, se hicieron en pleno invierno, a finales de 1176, para así poder asediar la ciudad a principios de año, una vez pasadas las nieves.
Y lo hicieron en ese momento, valorando que la guarnición de la ciudad de Cuenca - en la que vivían 700 habitantes - de los cuales 300 eras varones armados- iba a ser mínima, pues el grueso del ejercito almohade, se encontraba inmerso, en una epidemia de cólera, provocada por la llegada de barcos tunecinos, infectados desde Sicilia; y porque las guarniciones de al-Ándalus, estaban ocupadas, en mantener la seguridad de sus plazas. Por otro lado, el rey contaba con una importante ayuda cristiana, gracias a las órdenes de Santiago y Calatrava
El potente ejército cristiano, se instaló inicialmente en un campamento en Jábaga, al que posteriormente se sumó otro en el Cerro Molina. Y durante los primeros meses, tanto el monarca como los militares, se dedicaron a estudiar las posibles zonas, de acceso y a fabricar armas.
Tras un intento de asalto fallido, en agosto de 1177, que se saldó con la vida de Nuño Pérez de Lara, el rey conquistó la ciudad, siguiendo las indicaciones de un pastor, que le dijo que la parte más vulnerable era la puerta de Aljaraz -después llamada de San Juan-, ya que era custodiada, sólo por dos soldados. Siguiendo su consejo con recelo, Alfonso VIII consiguió sumar Cuenca a los territorios cristianos, siendo su primera conquista, con tan solo 21 años.
Una de las protagonistas de la conquista , fue la Virgen del Sagrario, una talla románica de la Virgen, con el niño en brazos, que el rey cristiano, recibió en herencia tras quedar huérfano, y a la que tenía tal devoción, que llevó consigo, en cada una de sus batallas.
La imagen presidió, durante los meses en los que se preparó el asalto, un pequeño altar en piedra, mandado a construir por el monarca, quien todas las mañanas, con su comitiva real, le rezaba solicitando su ayuda para conseguir vencer al infiel.
Alfonso VIII, llamado "el de las Navas, el noble o el Chico", fue un incansable luchador y contribuyó, con su obra militar, al desmoronamiento, del poder musulmán en España.
En el plano cultural, se debe a su iniciativa la fundación, de la primera universidad española, creada en Palencia en 1209, a la que hizo venir maestros de Italia y Francia.
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