Hoy se conmemora el Día de Melilla y como cada año, se celebra el aniversario de la conquista española de la ciudad. Esta vez se cumplen 526 años, desde que, bajo encargo del Duque de Medina Sidonia, Pedro de Estopiñán y Virués conquistó la ciudad.
Habiendo desembarcado desde el puerto de Sanlúcar de Barrameda, fue un día como hoy de 1497, hace más de cinco siglos, cuando el emisario desembarcó en la ciudad de Melilla, que estaba abandonada y destruida, por disputas previas entre los reinos, de Fez y Tremecén.
Las tropas que acompañaban a Estopiñán fueron suministradas por los concejos de Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda, Arcos de la Frontera y Medina Sidonia, contando con 5.000 infantes y 250 jinetes.
Al atardecer del 17 de septiembre de 1497, una fuerza expedicionaria española, bajo las órdenes de Pedro de Estopiñán, tomaba posesión de la plaza norteafricana de Melilla, sin derramamiento de sangre.
Cuando llegaron los españoles, la ciudad estaba totalmente desierta y derruida, por sus anteriores habitantes.
Conviene recordar que Melilla forma parte de España desde 1497, mucho antes de que existiera el Estado de Marruecos, y que nunca ha dejado de ser España. De hecho,la toma de la ciudad por parte de las tropas de Estopiñán, es considerado como el hecho más importante, de la historia de Melilla.
Tras tomar la ciudad, Estopiñán inició unos trabajos de fortificación, que convertirían a Melilla en uno de los mayores referentes, a nivel mundial, de este tipo de arte medieval. Como la ciudad estaba derruida, los españoles comenzaron a reconstruir las murallas con almenas, empleando para ello, estructuras de tablas de madera.
Así, la ciudad se ha ido edificando para presumir hoy de una gran belleza. De hecho, la Ciudadela, también conocida como Melilla La Vieja, fue declarada, Conjunto Histórico-Artístico, mostrándose como una gran fortaleza, construida sobre un peñón que se adentra, en el Mediterráneo.
Compuesta por cuatro recintos fortificados y erigidos durante el siglo XV, la Ciudadela está repleta de joyas monumentales, con fuertes, calles, aljibes y plazas.
Entre estas últimas, una que hace homenaje a su precursor y uno de los responsables de que hoy, desde hace más de 5 siglos, Melilla siga siendo España: la Plaza Pedro de Estopiñán.
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