La célebre batalla de Accio o Actium, se inscribe en el contexto de las guerras civiles entre facciones de la República de Roma, tras el asesinato de Julio César.
Hacia el año 32 a.C. esas guerras se redujeron a un enfrentamiento, entre dos poderosos, aristócratas romanos y sus seguidores: el heredero de César, Cayo Julio César Octavio -conocido para los historiadores modernos como Octavio Augusto y que sería el primer emperador de Roma-, pugnó por el poder absoluto con el que fuera mano derecha de César, Marco Antonio. Y éste no estuvo solo en el combate: lo acompañó su aliada, amante y más tarde esposa Cleopatra VII, la más famosa reina de Egipto.
Aparte de su rivalidad política, la relación personal entre Octavio y Marco Antonio, tampoco era buena, y acabó de agriarla el hecho de que el segundo repudiara como esposa a la hermana del primero, Octavia -en efecto, eran cuñados-, tras enamorarse de Cleopatra y casarse con ella en Alejandría.
Por si le faltara algo, hay que recordar que, previamente, la mítica reina egipcia había sido asimismo, amante y compañera de Julio César, con quien concibió un hijo, Ptolomeo XV, más conocido como Cesarión -pequeño César-.
En el momento álgido de las hostilidades, Octavio controlaba la mitad occidental de los dominios de Roma, y Antonio la oriental. El choque en el Mediterráneo, se hacía inevitable.
Éste se produjo finalmente el 2 de septiembre del año 31 a.C. frente a las costas griegas del golfo de Ambracia y el promontorio de Accio. La batalla se inclinó del lado de Octavio, donde tuvo un papel fundamental su general Marco Agripa, quien venció en el flanco izquierdo.
Marco Antonio y su buque insignia, quedaron atrapados en mitad de la batalla, aunque consiguió huir hacía el de Cleopatra y ordenar la huida de su ejército rumbo Egipto, por desgracia para él y la reina egipcia, la retirada fue desastrosa, abandonando a gran parte de su ejército.
Solo escaparon de la batalla, 70 de los 500 navíos con los que contaba, al principio de la batalla. Octavio resultó vencedor, sufriendo alrededor de 2.500 bajas, la mitad que su rival.
Octavio, tras la batalla, persiguió a la pareja hasta Alejandría, pero Antonio y Cleopatra prefirieron suicidarse antes que someterse al nuevo gobernante del mundo romano.
Octavio regresó a Roma tras lo acontecido, recibiendo más tarde el título de César Augusto, e iniciando una nueva era, la del imperio romano.
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