martes, 16 de enero de 2024

Felipe II de España, el sucesor de Carlos I

 

Tal día como hoy, 16 de enero de 1556 en España, Carlos I cede a su hijo Felipe II la corona de Castilla y Aragón.

El 16 de enero de 1556, dio comienzo el reinado de Felipe II, conocido como "el Prudente". Su regencia transcurrió en pleno Siglo de Oro y a él se le atribuye la famosa frase, "en mi Imperio nunca se pone el Sol", porque cuando el sol se ocultaba por el oeste, salía por este en el otro hemisferio, del Imperio Español.

Felipe II, el Prudente, nació en Valladolid el 21 de mayo de 1527, hijo del emperador Carlos V y de Isabel de Portugal. Ya desde muy joven, fue preparado para ser rey. Su padre, también le educó y preparó en política y diplomática, dejándole como regente ,durante sus ausencias en 1543 y 1551.

Asumió el trono español, tras la abdicación de Carlos I en 1556 y hasta 1598 gobernó el vastísimo imperio, integrado por Castilla, Aragón, Cataluña, Navarra, Valencia, el Rosellón, el Franco-Condado, los Países Bajos, Sicilia, Cerdeña, Milán, Nápoles, Orán, Túnez, Portugal y su imperio afro-asiático, toda la América descubierta y Filipinas.

Después de viajar por Italia, los Países Bajos y ser reconocido como sucesor regio, en los Estados flamencos y por las Cortes castellanas, aragonesas y navarras, se dedicó plenamente a gobernar, desde la Corte madrileña con gran empeño. La monarquía de Felipe II, se apoyaba en un gobierno de consejos, secretarios reales y. una poderosa administración centralizada, aunque las dificultades económicas y los problemas fiscales, fueron las principales características, del reinado.

Los problemas internos del reinado de Felipe II, están marcados principalmente por dos hechos: la muerte en 1568 del príncipe heredero Carlos, que había sido arrestado, debido a sus contactos con los miembros de una presunta conjura sucesoria, promovida por parte de la nobleza, contra Felipe. La figura del secretario Antonio Pérez, fue muy notoria en el Gobierno, hasta que fue destituido y acusado de corrupción.

En política exterior, el monarca se preocupó, en mantener su Imperio; prueba de ello fueron los matrimonios que contrajo: se casó por primera vez con María de Portugal en 1543 y tras su muerte, con María I Tudor, reina de Inglaterra, en 1554. Su tercer matrimonio fue con la francesa Isabel de Valois en 1559 y al quedarse nuevamente viudo y sin herederos varones, se casó por cuarta vez, en 1570, con su sobrina Ana de Austria, madre del sucesor al trono español, Felipe III.

La unidad religiosa, estuvo muy presente en todos los aspectos de la vida de Felipe II, unidad de una fe, que se veía amenazada por las incursiones berberiscas y turcas, en las costas mediterráneas. Para hacer frente al Imperio Otomano, se constituyó la llamada "Liga Santa", integrada por una serie de Estados, como Venecia, Génova y el Papado.

En 1565, a pesar de la victoria frente a los berberiscos en Malta, continuó la hostilidad con los otomanos. Don Juan de Austria, al mando de la flota, obtuvo una gran victoria, en la batalla de Lepanto, en 1571. En el interior peninsular, también se produjeron sublevaciones moriscas, como, en las Alpujarras granadinas. 

Durante su reinado, Felipe II tuvo que afrontar numerosos conflictos externos: España luchó con Francia por el control de Nápoles y el Milanesado; y debido al elevado gasto económico de estas pugnas, pactaron la paz en Cateau-Cambrésis en 1559.

Las relaciones con Inglaterra y la lucha de ambos países por el control marítimo chocaron a partir de la muerte de la esposa de Felipe II, María Tudor. La hostilidad concluyó, en 1588 con la derrota de la Armada Invencible, capitaneada por el duque de Medina-Sidonia, hecho que marcó el inicio del declive, del poder naval español en el Atlántico.

Tampoco pudo solucionar, el conflicto político-religioso, generado en los Países Bajos. Ninguno de sus gobernadores, consiguió mitigar la sublevación de los Estados Generales y la definitiva emancipació,  de Holanda, Zelanda y el resto de las Provincias Unidas.

A pesar de todos estos problemas, Felipe II logró un gran triunfo político, al conseguir la unidad ibérica con la anexión de Portugal y sus dominios, al hacer valer sus derechos sucesorios en 1581, en las Cortes de Tomar.

Completó la obra unificadora, iniciada por los Reyes Católicos. Se apartó la nobleza de los asuntos de Estado, siendo sustituida por secretarios reales, procedentes de clases medias al mismo tiempo, que se dio forma definitiva al sistema de Consejos. Se impuso prerrogativas a la Iglesia, se codificaron leyes y se realizaron censos de población y riqueza económica.


 

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