Tal día como hoy 3 de febrero de 1944, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, el General Francisco Franco reafirma la neutralidad de España.
La primera etapa de la dictadura se caracterizó por su acercamiento al fascismo italiano y al nazismo alemán y por las aspiraciones imperialistas de Franco, firmó el pacto Antikomintern junto a Hitler y Mussolini y, el tratado de amistad hispanoalemana.
Hitler diría de él que, junto a Mussolini, era el único aliado seguro y declarada la guerra, Franco adoptó una posición neutral, haciendo un llamamiento a la neutralidad a las grandes potencias. Posteriormente, cuando en junio de 1940 Italia entra en guerra al lado de Alemania, Franco cambia su declaración de neutralidad por la de “no-beligerancia”
Hitler, por las dificultades que encontró en la guerra contra Inglaterra, pensó en la conveniencia de que España se incorporara al conflicto y el 8 de agosto de 1940, Berlín elaboró un informe sobre los costes y beneficios de la entrada de España en la guerra.
Las ambiciones de Franco respecto a sus ganancias en la guerra, eran el Marruecos francés, una parte de Argelia, la ampliación del Sahara español y el territorio de Guinea Ecuatorial, así como recibir la Cataluña francesa.
El 23 de octubre de 1940 se produjo la Entrevista de Hendaya y estas exigencias, que chocaban con otros intereses de Hitler, no fueron atendidas por éste; y Hitler no consiguió flexibilidad de Franco en sus pretensiones. Ambos comentarían la reunión en tono despectivo.
Hitler diría que “con estos tipos no hay nada que hacer” y que preferiría que le sacasen tres o cuatro muelas antes que volver a conversar con Franco, a quien tildó de “latino charlatán” y comentaría a Mussolini que “había llegado a Generalísimo y jefe del Estado español solo por accidente”.
Por su parte, Franco comentaría a Serrano Suñer que: “Es intolerable esta gente; quieren que entremos en guerra a cambio de nada”. Pese a todo se estableció un protocolo y se trazó un plan para la toma de Gibraltar, denominado “Operación Félix”, que finalmente no se ejecutó.
Sin embargo, la situación española era desesperada, lo que obligó a Franco a recabar ayuda de Estados Unidos, mediante envíos de trigo a través de la Cruz Roja, envíos que estaban sujetos al mantenimiento de la neutralidad por parte de España.
El 12 de febrero de 1941 tuvo lugar la entrevista de Bordighera entre Franco y Mussolini, solicitada por Hitler para pedir a España su entrada en la guerra; sin embargo, de nuevo no se llegó a un entendimiento.
El 22 de junio de 1941 Alemania invadió la Unión Soviética y pese a la neutralidad española, se formó un cuerpo de voluntarios la “División Azul”, que fue enviada a Rusia bajo comandancia alemana.
La campaña rusa disparó el optimismo por la victoria del Eje y el 17 de julio, Franco pronunció ante el Consejo Nacional de Falange un agresivo discurso alabando al ejército nazi y esto alarmó a los aliados, hasta tal punto que los británicos comenzaron a hacer planes para ocupar las islas Canarias.
Pese a todo, las crecientes dificultades económicas y los primeros reveses sufridos por Alemania en Rusia y norte de África hicieron a Franco mantener la prudencia, haciéndole renunciar a sus sueños imperiales y a pensar sobre todo en su permanencia en el poder.
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