Tal día como hoy 2 de diciembre de 1547, muere
Hernán Cortés, explorador español y conquistador de México.
Procedente de una familia de hidalgos de
Extremadura, Hernán Cortés estudió brevemente en la Universidad de
Salamanca y en 1504 marchó a las Indias, recién descubiertas por
Cristóbal Colón, y se estableció como escribano en La Española.
En 1511 participó en la expedición a Cuba como
secretario del gobernador Diego Velázquez, quien en 1518 puso a
Hernán Cortés al mando de una expedición a Yucatán; sin embargo,
el gobernador desconfiaba de este, y decidió relevarle del encargo
antes de partir.
Advertido Cortés, aceleró su marcha y se hizo a
la mar, con once barcos, seiscientos hombres, dieciséis caballos y
catorce piezas de artillería, navegó desde Santiago de Cuba a
Cozumel y Tabasco; derrotó a los mayas allí establecidos y recibió
como regalo a la india doña Marina, también llamada “Malinche”,
que fue su amante, consejera e intérprete durante toda la campaña.
Allí tuvo noticias de la existencia del Imperio
azteca, cuya capital se decía que guardaba grandes tesoros, y se
aprestó a su conquista y para evitar la tentación de regresar que
amenazaba a muchos de sus hombres, hundió sus barcos en Veracruz.
Tras saquear Cholula, Cortés llegó a la capital
azteca, Tenochtitlán, en donde fue recibido por el emperador
Moctezuma II, que se declaró vasallo del rey de Castilla, ante la
posible identificación de los españoles con seres divinos y de
Cortés con el anunciado regreso del dios Quetzalcoátl favoreció
quizá esta acogida a unos extranjeros que, sin embargo, empezaron
enseguida a mportarse como invasores ambiciosos y violentos.
Mientras tanto, para castigar la rebeldía de
Cortés y obligarlo a volver a Cuba, el gobernador Diego Velázquez
envió contra él una expedición al mando de Pánfilo de Narváez, a
los que derrotó en Cempoala en 1520, consiguiendo además que se
uniese a él la mayor parte del contingente.
Cuando regresó a Tenochtitlán, Cortés encontró
una gran agitación indígena contra los españoles, provocada por la
matanza que había desencadenado Pedro de Alvarado para desbaratar
una supuesta conspiración. Cortés hizo prisionero a Moctezuma II e
intentó que éste mediara para calmar a su pueblo, sin lograr otra
cosa que la muerte del emperador.
Hernán Cortés hubo de abandonar Tenochtitlán en
la llamada “Noche Triste” - 30 de junio de 1520 -, en la que su
pequeño ejército resultó diezmado. Refugiado en Tlaxcala, siguió
luchando contra los aztecas , a los que venció en la batalla de
Otumba; y, finalmente, cercó y tomó Tenochtitlán, sobre cuyos
restos, construyó en el mismo lugar, la ciudad española de México.
Dominado el Imperio azteca, Cortés lanzó
expediciones hacia el sur para anexionar los territorios de Yucatán,
Honduras y Guatemala, cuya conquista, así como los argumentos que
justificaban las decisiones de Cortés, fueron expuestos en cuatro
“Cartas de relación” que envió al rey, siendo nombrado
gobernador y capitán general de Nueva España, nombre que dieron al
territorio mexicano.
Sin embargo, la Corona practicó una política de
recorte de los poderes de los conquistadores para controlar más
directamente las Indias y funcionarios reales aparecieron en México
para compartir la autoridad de Cortés, hasta que, en 1528, fue
destituido y enviado a la Península.
En España salió absuelto de todas las
acusaciones, además de conservar el cargo honorífico de capitán
general y de vuelta a México en 1530, todavía organizó algunas
expediciones de conquista.
Regresó nuevamente a España para intentar
obtener mercedes de la Corona, pero sus reclamaciones nunca
obtuvieron satisfacción y mientras aguardaba respuesta, se instaló
en Castilleja de la Cuesta, pueblo cercano a Sevilla, en donde
reunió una tertulia literaria y humanística y pasó los últimos
seis años de su vida.
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