miércoles, 4 de diciembre de 2019

Iván el Terrible, el zar psicópata

Tal día como hoy, 4 de diciembre de 1533 en Moscú, a los tres años de edad, el que llegará a ser conocido como Iván el Terrible es proclamado Gran Príncipe de Moscú, con motivo de la muerte de su padre, el Gran Príncipe Vasily III. Su madre reinará en su nombre hasta que muera envenenada en 1538 por clanes boyardos que se disputarán el poder.

Iván IV Vasilievich, más conocido como el Terrible, nació el 25 de agosto de 1530 en Kolomenskoye, Rusia y al morir su padre el 4 de diciembre de 1533, Iván gobernaría bajo la regencia de su madre.

Durante aquellos años, familias de nobles se disputaron el poder y reinó el caos en el país. Iván fue vejado y humillado por la usurpación de poder y de tierras por parte de los nobles y todo ello le cambió, en el ser cruel en que se convirtió después.

Asumió el poder en 1547 como Iván IV y para asentar su poder, se rodeó de un consejo privado, donde se encontraban los miembros más influyentes y de absoluta confianza, como su preceptor Macario o su secretario Alexei Adashev.

Una de las primeras medidas que llevó a cabo fue el alejamiento de la nobleza boyarda que había causado tantos estragos durante la regencia. Redactó nuevas órdenes judiciales y trató de asentar las bases de una administración estatal unificada y centralizada, además de incluir la participación del pueblo.

Tuvo que frenar la rebelión campesina y fue entonces cuando comienza a dar muestras de su crueldad, ya que para atajar el problema ordenó que los asesinaran e incluso se les torturase. También arremetió contra los boyardos que le habían traicionado que fueron arrojados a perros de caza para que los devorasen vivos. Esto le despertó el placer de tirar perros desde las murallas del Kremlin y ver cómo agonizaban hasta morir.

Se generó una desconfianza enfermiza y comenzó a castigar arbitrariamente con grandes dosis de crueldad y sadismo a cualquiera que pudiera considerar enemigo u oponente a su forma de gobierno. En los siguientes años nacerían su hijo Iván y Fiódor, que aseguraban la continuidad dinástica.

Trató de expandirse entonces hacia el mar Báltico, pero Suecia y Polonia se unieron contra él, lo que le obligó a extender el terror por medio de la guardia que él mismo había creado. Esta guardia iba vestida con trajes negros, cabalgaban sobre caballos igualmente negros y llevaban por símbolos una escoba -para limpiar Rusia - y una cabeza de perro.

Esta temida guardia produjo un sinfín de muertes indiscriminadas. Miles de personas murieron empaladas, ahogadas, estranguladas, azotadas, quemadas vivas e incluso asadas. Se cebaron especialmente con la nobleza, produciendo casi su extinción. Esto hizo que la tercera parte de Rusia quedara bajo su control.

Pero sin embargo, la mayor locura que hizo fue matar a su primogénito en 1581 por haberle recriminado los malos tratos que le daba a su esposa embarazada. Iván, loco de ira por la afrenta, le golpeó con un bastón de hierro con tal fuerza que le causó la muerte. Este hecho acrecentó su locura hasta límites insospechados.

Sus tropas se encontraban exhaustas y la crisis económica y todos los problemas sociales y políticos que tenía Rusia hicieron que tuviera que ceder el territorio de Livonia a Polonia y las regiones de Ingria y Carelia a Suecia, además de tener que renunciar a sus propósitos de llegar hasta el mar Báltico.

Falleció el 18 de marzo de 1584 en Moscú y le sucedió su tercer hijo, Fiódor, pero sus problemas mentales le llevaron a dejarse influenciar por su cuñado Boris Godunov, quien se nombró regente y más tarde gobernante.

Cuando Fiódor murió, bajo extrañas circunstancias, terminó la dinastía.

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