Tal día como
hoy 6 de diciembre de 1791, el compositor y pianista austriaco
Wolfgang Amadeus Mozart, maestro del Clasicismo, recibió sepultura
en el cementerio de San Marx de Viena.
Las circunstancias que rodearon su inesperado
fallecimiento han sido objeto de numerosas teorías y especulaciones
y aunque el acta de defunción oficial, apunta a una fiebre aguda
como causa principal, son muchos los que incluyen la gripe, la
triquinosis o el envenenamiento por mercurio como posible origen.
Una de las “leyendas urbanas” más conocidas
sobre la muerte de Mozart, es la que señala su deceso como producto
de un envenenamiento llevado a cabo por el también músico Antonio
Salieri, con quien siempre había existido una rivalidad enfermiza.
Cuando el genio musical murió, Salieri entró en crisis nerviosa y
aceptó la culpa.
Esta versión, ha estado vigente durante mucho tiempo en
la memoria colectiva, gracias al arte, que se ha encargado de utilizar
la muerte de Mozart, como un drama llevado a la poesía, la opera, el
teatro y el mismo cine - un ejemplo es la película Amadeus - pero esa idea, por muy popular que sea, es una mentira
total.
Antonio Salieri no era más famoso –ni mejor
compositor- que Mozart, pero si fue un personaje con más prestigio,
lo cual esta basado en el hecho de que fue maestro del propio
Beethoven. Debido a sus ocupaciones ambos músicos se veían con
frecuencia y días antes de muerte de Mozart, Salieri se confesaba
admirador del joven artista.
En su lecho de muerte, Mozart compuso el famoso
Réquiem por encargo y según se sabe, Amadeus recibía órdenes de
un mensajero anónimo, vestido siempre de negro, que le pagaba por
trabajar en una misa de réquiem.
Se dice que el músico llegó a
pensar que estaba componiendo su propia misa funeral e incluso
tenía alucinaciones con su próxima muerte, afirmando que alguien lo había
envenenado por envidia –de allí nació la leyenda de Salieri, que
después el mismo Antonio se creyó-.
La misa, después se reveló, que había sido
pedida por un conde y músico aficionado, que recientemente se había
quedado viudo y su intención posiblemente habría sido ofrecer un
concierto en honor a su fallecida esposa y adjudicarse después la
autoría de tal composición, cosa que ya estaba acostumbrado a hacer
con las melodías de otros artistas.
Mozart comenzó a enfermar después de un viaje a
Praga, llegó a estrenar la primera de sus dos últimas
composiciones, sin embargo, tras estrenar “La Flauta Mágica”, su
última ópera, le comentó a su esposa, Constanze, sobre su
preocupación por la muerte, diciéndole “siento que no viviré
mucho más tiempo; estoy seguro de que he sido envenenado y no puedo
librarme de esta idea”.
Mozart enferma a finales de noviembre y los
últimos días trató de concluir su composición y ante las
dificultades económicas, Constanze le pide a un alumno del artista
que le ayudase a redactar sus pentagramas.
Tras 14 días de vómitos, intensos dolores,
fiebre y una hinchazón que le impedía moverse, el 4 de diciembre de 1791, murió Wolfgang Amadeus Mozart, uno de los mejores
músicos que haya dado la humanidad.
Sin embargo, la desaparición del cadáver de
Mozart -al parecer, sus restos fueron sacados de su tumba siete años
después de su fallecimiento para reutilizar el nicho- propició la
larga lista de teorías sobre su muerte y los posibles males que la
causaron.
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