jueves, 28 de enero de 2021

Francia se rinde a Prusia tras el sitio de París

 

Tal día como hoy 28 de enero de 1871, el Gobierno de Defensa Nacional presidido por el general Louis Jules Trochu firma su capitulación frente a Prusia y pone fin al terrible sitio que estaba sufriendo París desde septiembre y a la Guerra Franco-Prusiana que estalló en julio del año anterior.

El Congreso de Viena de 1815 estableció una situación de poder en Europa que se vio rota cuando Guillermo I de Prusia y el canciller Otto von Bismarck lanzaron su plan de unificación de Alemania y derrotaron a Austria en combate, ampliando considerablemente sus territorios.

Francia, recelosa de que alguien pudiera hacerle sombra en el continente, intentó frenar el avance prusiano hasta que la tensión hizo - como tanto deseaban Guillermo I y Bismarck- que le declarara la guerra a Prusia y comenzase un conflicto que tendría consecuencias mucho más trascendentes de lo esperado. Guillermo I y su canciller habían promovido los valores patrióticos teutones y la guerra con Francia les concedió la oportunidad perfecta para quitarse de en medio a su rival directo y tener vía libre para sus proyectos territoriales.

El despliegue prusiano fue rápido y efectivo, consiguiendo avanzar casi sin problemas y obteniendo victorias clave para el desarrollo del conflicto en Gravelotte y Sedán, donde fue hecho prisionero el mismísimo Napoleón III. Ante la caída del Segundo Imperio Francés y el vacío de poder, se proclamó una nueva república en París y se encargó al Gobierno de Defensa Nacional de mantener la capital francesa lejos de manos prusianas y bajo la férrea protección de los restos del ejército francés y las milicias populares.

En esta situación y con el cuartel general de los prusianos en Versalles, Guillermo I sitió París hasta que la situación fue tan desesperada que tuvieron que rendirse. Para mofa de los franceses, el fin de la guerra y la proclamación de la unificación alemana tuvieron lugar en el palacio de Versalles.

Estas disputas por el poder y la influencia entre las potencias europeas marcarían un antecedente directo de la Primera Guerra Mundial y la saña con la que Francia quiso vengarse de Alemania con el Tratado (otra vez) de Versalles de 1919.

El país galo no solo tuvo que pagar una inmensa cantidad de dinero a Alemania, sino que perdió los territorios de Alsacia y Lorena y la inestabilidad política y social que derivaron de la guerra provocaron un levantamiento popular en París que se negaba a aceptar la restauración del gobierno de Napoleón III, a quien consideraban un traidor y aliado de los prusianos contra los que el pueblo francés había luchado y sangrado en la Comuna de París.


 


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