viernes, 22 de enero de 2021

La reina Victoria de Inglaterra

 

Tal día como hoy 22 de enero de 1901 muere la reina Victoria de Inglaterra en la Casa Osborne en la Isla de Wight. Se había convertido en reina cuando tenía 18 años y había gobernado durante casi 64 años de su vida. Fue sucedida por el Príncipe Eduardo VII, su hijo mayor, que tenía 59 años en ese momento, y reinó durante nueve años hasta su muerte.

La reina Victoria nunca ha pasado de moda. El estatus de icono ya lo disfrutó en vida, gracias en parte a un reinado extenso (63 años, aunque durante un decenio, con un duelo interminable tras la muerte de su esposo, perdió popularidad) y a una hegemonía, la del Imperio británico, en su momento más álgido. Su fama ha ido siempre ligada, de hecho, a la atracción que ejerce en los británicos la idea imperial. La que fuera emperatriz de la India conoció la cima del poderío mundial de Gran Bretaña.

Al nacer era la quinta en la línea de sucesión al trono de su tío, Guillermo IV, pero la muerte de su padre y los hermanos de este la convirtieron en reina a los 18 años.

De niña recibió una dura educación por influencia de un consejero de su madre (su padre, el duque de Kent, murió cuando Victoria tenía poco más de un año). La sobreprotección fue pasmosa. Llegó hasta el punto de no permitírsele bajar una escalera sin que algún sirviente la tomara de la mano. Tuvo que compartir dormitorio con su madre porque no debía estar a solas en ningún momento.

Hablaba inglés, francés, italiano y latín. Pero su lengua materna era el alemán, y tuvo que eliminar el acento germano en su inglés con preparadores. Le horrorizaba la idea del matrimonio, porque un marido podía intentar restringir sus poderes, pero cambió de idea al ver a su atractivo primo Alberto en una visita de este a Inglaterra en 1839. Como era la reina, tuvo que proponer el matrimonio ella.

Cambió para siempre las bodas reales en Gran Bretaña. Hasta entonces se celebraban en privado, y la tradición dictaba que debía lucir ropajes de Estado de color carmesí. Victoria organizó una lujosa boda pública con desfile y vistió de blanco. Lo grandioso del espectáculo la hizo tremendamente popular.

Victoria sufrió al menos seis intentos de asesinato (el primero, en 1840, mientras estaba embarazada de cuatro meses de su primer hijo). También fue acosada por varios hombres. Uno de ellos se coló en palacio y robó su ropa interior.

Sometida de niña a una alimentación estricta, de mayor decidió no privarse de nada. En especial, de dulces. En la década de 1840, un médico indicaba que la reina estaba “como un tonel”. Fue por entonces cuando optó por liberarse del corsé. En un país en el que las damas entendían el apetito (y el exceso de peso) como algo de escaso gusto y decoro, Victoria hacía lo que le venía en gana.

Su depresión tras la muerte de Alberto con solo 42 años fue enorme. Hizo que prepararan la ropa para él cada mañana hasta su propia muerte cuarenta años después. Conocida como la “abuela de Europa”, Victoria tuvo nueve hijos y 42 nietos, que pasaron a formar parte de las familias reales de todo el continente.

Victoria no solo innovó en su boda; también en su funeral. Rechazó el tradicional embalsamamiento, la vigilia y el color negro de duelo. Quiso un funeral blanco, con un desfile militar y con su ataúd sobre un carruaje tirado por ponis blancos.

Su amor eterno por Alberto no significó que no sintiera también algo especial por su sirviente John Brown. En instrucciones secretas, vetadas a la familia, Victoria indicó que quería ser enterrada con el anillo de la madre de Brown, una fotografía del escocés, un mechón del pelo de este y su pañuelo.


 


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