Tal día como hoy 9 de julio de 1540, Enrique VIII, rey de Inglaterra e Irlanda, se divorcia de su cuarta esposa, Ana de Cleves, tras seis meses de matrimonio. Alega falta de atractivo de Ana y escasa educación, por lo que también sostiene que el matrimonio no ha sido nunca consumado.
Ana de Cleves, nació el 22 de septiembre de 1515 y tiene el record de duración de matrimonio más breve de todos los del rey. Sólo estuvo casado seis meses con ella y prácticamente no vivieron juntos. De hecho al parecer el matrimonio no llegó siquiera a consumarse.
Tras la muerte de su tercera esposa, Jane, Enrique había quedado sumido en un proceso de depresión y tristeza durante dos años. Sus consejeros le animaban a casarse y a tener más hijos. Ya tenía un hijo varón del tercer matrimonio, una hija del primero y otra hija del segundo. Pero la hija del primero no podía reinar porque el matrimonio había sido declarado nulo y por tanto era bastarda. La hija del segundo, Elisabeth, tampoco podía reinar porque también había sido declarado nulo el matrimonio.
Sólo quedaba el niño que tenía dos años de edad. En aquella época, los niños morían con frecuencia. Era muy arriesgado que el rey tuviera un solo hijo. De hecho Edward falleció con 15 años de edad.
Quien fuera la cuarta esposa de Enrique VIII era un tema de enorme transcendencia política y relgiosa. Era muy importante elegir entre una esposa católica o una protestante. Francia y España eran países católicos. Alemania era un país protestante. Cromwell, el "Primer Ministro" del Rey deseaba ardientemente la implantación del protestantismo en Inglaterra. Estaba completamente obsesionado con este tema.
Cromwell insistió al rey para que su matrimonio fuera con una noble alemana. El único medio para conocer el físico de otra persona era un retrato. El rey encargó al famoso pintor Holbein, que hiciera un retrato de la candidata protestante alemana, Ana de Cleves. Cromwell le pidió a Holbein que falsificara la realidad, que pintara a la chica mucho más bella de lo que en realidad era. Holbein pintó un retrato que tenía poco que ver con la verdad.
El rey quedó fascinado con el retrato y se enamoró de la chica retratada. Aceptó casarse y se firmaron todos los documentos necesarios para el matrimonio aunque ambos no se conocían personalmente. Finalmente llegó el ansiado día en el que Enrique conoció a Ana. El rey quedó completamente decepcionado. La chica no se parecía a la retratada, no le gustaban sus modales y no hablaba bien inglés. Ese mismo día, cuando todavía no se había casado, el rey pidió que se rompiera el compromiso matrimonial.
Pero la ruptura era un grave problema político. Inglaterra tenía como enemigos a Francia y España, países católicos que no aceptaban que Inglaterra se hubiera pasado al protestantismo. Inglaterra no podía permitirse enemistarse con los ducados alemanes. Todos los consejeros y en especial Cromwell pidieron al rey que no rompiera el matrimonio.
Ana y Enrique se casaron. Ana era un mujer muy distinta a la segunda y tercera esposa del rey. Era fría, nada sensual y no sabía cómo complacer al rey en la cama ni en ningún otro lugar. Además era muy insegura y no se adaptada a la vida inglesa ni a las aficiones de su marido.
El rey no lo aguantó más. Pidió el divorcio. Ana aceptó y estuvo de acuerdo en divorciarse. Recibió una generosa compensación económica y se quedó a vivir en Inglaterra. Fue llamada a partir de ese momento "hermana del rey" y siguió visitando la Corte incluso cuando el rey se casó con su quinta esposa. Ana también mantuvo una excelente relación con Mary, la hija del primer matrimonio del rey.
Enrique estaba muy contento de la buena actitud de Ana y curiosamente mantuvo relaciones sexuales con ella y fue su amante tras su quinto divorcio. Fue la última de las seis esposas de Enrique VIII en morir. Sobrevivió en nueve años a la sexta. Es también la única de las seis que está enterrada en la famosa abadía de Westminster de Londres.
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