Flores Arrocha, era pastor de cabras y tenía fama de robar ganado, tratándose además de un hombre huraño que no gozaba de las simpatías de las gentes del pueblo, iniciándose su vida de bandolero en 1931 cuando su suegro se negó a venderle una finca conocida como “La Mentirola” y optó por cerrar la venta con un primo de Arrocha.
Al conocer la venta, este se enfureció, por ello y culpó a su primo de todo, jurando vengarse y, armado y tras discutir con él, pues su pariente se negó a sus pretensiones, disparó a bocajarro contra este, aunque recibió la andanada su hija, muriendo en el acto.
Perseguido por la justicia decidió “echarse al monte”, junto a un sobrino apodado “Cerrerías” que algunos decían era su hijo natural, enfrentándose a tiros en diversas ocasiones con la Guardia Civil.
El 1 de diciembre de 1932, aprovechando que los efectivos de la Benemérita fueron reclamados en otro pueblo, Flores Arrocha y su sobrino se acercaron a la finca origen de la disputa y comienzan a disparar indiscriminadamente, matando a su suegro, la mujer de este de 46 años y un hijo de 18, salvándose la hija menor, que solo contaba con año y medio, tras refugiarse bajo la cama.
Después del salvaje crimen, según cuentan, Flores Arrocha, soltó a los cerdos para que éstos devoraran a las víctimas del trágico acto, huyendo enseguida a la protección de la sierra la cual no guardaba secretos para él por su vida como pastor, viviendo desde aquel entonces como forajido.
Las gentes de la Serranía estaban atemorizadas ante las andanzas de este bandolero, que jamás fue es estereotipo del “bandido generoso” y las calles de algunos pueblos se quedaban desiertas cuando caían las primeras sombras de la noche.
La gravedad y crueldad de los hechos, reforzaron los intentos de captura y a finales de diciembre se recibió una confidencia en el cuartel de la Guardia Civil situando a los proscritos en una zona conocida como la “Majadilla de la Sierra”.
Hacía allí se dirigen el jefe del destacamento y los seis guardias del puesto, a quienes en el camino se unen tres más de otro pueblo.
Tras localizar a los fugitivos, el 31 de diciembre de 1934, se entabló un intenso tiroteo que se saldó con la muerte de un Guardia Civil y del propio Francisco Flores Arrocha.
Sería este personaje, protagonista de los mas sanguinarios crímenes, uno de los últimos ejemplos, del bandolerismo andaluz.
A este avaro, ya que de bandolero creo que sólo tenía al haber matado a los que mató. Creo que su final fue más que merecido.
ResponderEliminarSoy Alonso flores arrocha antes de hablar hay que saber la verdad de las cosas no me gusta lo que hizo pero también hay que saber el porque
EliminarMi abuelo era Juan Gil Gil, nacido y criado en Igualeja y nosotros tenemos algo que ver con él o con María Gil, y desde luego la historia hay que conocerla antes de criticarla tan alegremente.
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