viernes, 18 de diciembre de 2015

La conquista de Zaragoza por Alfonso I de Aragón,“el Batallador”.

Tal día como hoy 18 de diciembre de 1118 el rey de Aragón, Alfonso I “el Batallador” conquista Zaragoza.

Alfonso destacó en la lucha contra los musulmanes en sus guerras de conquista, a tal punto, que llegó a duplicar la extensión del reino de Aragón tras la toma de la taifa de Zaragoza.

Debido a su matrimonio con la reina Urraca de Castilla en 1109, gobernó también de forma simultanea sobre León, Castilla, Toledo, Navarra y Aragón y se hizo llamar “emperador de España”, hasta que, un año después, la oposición de la nobleza, sumadas a las pésimas relaciones conyugales que mantenida con su esposa, le forzó a la anulación del matrimonio.

En una crónica del siglo XIV, se lee sobre la bravura de Alfonso: “clamabanlo don Alfonso batallador porque en Espayna no ovo tan buen cavallero que veynte nueve batallas vençió” llegando hasta las ciudades  de Córdoba, Granada y Valencia y causar a los musulmanes graves derrotas.

En 1110 planeó la conquista de Zaragoza, para lo que buscando alianzas, se entrevistó con Gastón IV de Bearn, llegado  de las Cruzadas, desconociéndose cómo nació su amistad, aunque tal vez se basó en sus mutuas experiencias guerreras contra el musulmán, pero llegaron a ser amigos íntimos y puede que Gastón influyese en otros nobles occitanos, cuando el Papa otorgó “bula de Cruzada” a la campaña contra Zaragoza, estableciéndose lo que sería una alianza transpirenaica.

Los primeros movimientos de su conquista fueron la toma de la Comarca de Tudela en 1117 y  tras esto, en 1118 Alfonso marchó a Bearne para estrechar relaciones con Gastón IV, experto en armas de asedio como había demostrado en la toma de Jerusalén de 1099, con lo que acumulaba una experiencia en sitios de ciudades que podía ser vital para el rey Alfonso en su empresa.

La ciudad de Zaragoza - Madinat Al-baida - la ciudad blanca, era una de las principales ciudades de al-Andalus cabeza de uno de los principales reinos taifas musulmanes, y tras la batalla de Valtierra, en enero de 1110, forzó la intervención almorávide en el conflicto, que hizo caer la ciudad en manos de estos.

En marzo de 1118, se congregaron gran número de caballeros y señores franceses y gascones en Ayerbe, bajo el mando de Alfonso, junto a fuerzas del condado de Urgel y del Pallars, que  marcharon hacia el sur y sitiaron a finales de mayo Zaragoza.

El asedio se inició con el corte del suministro de agua, para acelerar la caída de la ciudad, pese a lo cual el sitio duró nueve meses, aunque probablemente harían en invierno una retirada temporal, ya que los cristianos dormían a la intemperie, cayendo finalmente Zaragoza el 18 de diciembre de 1118.

Las capitulaciones de rendición, concedían a los musulmanes derecho a quedarse a vivir en los arrabales y las mezquitas seguirían siendo usadas libremente; pagarían los mismos impuestos que hasta la conquista, y podrían mantener sus propiedades rurales, así como practicar su religión y ser juzgados por sus propias leyes, pudiendo los que lo desearan marchar libremente, tratando Alfonso, con tan generosas condiciones, evitar la despoblación, conservando a los artesanos y comerciantes, lo que marcaría el arte de Zaragoza.

Tras todo eso, la medina o ciudad vieja fue repoblada con cristianos, que habían participado en la toma de la ciudad, mientras muchos de los 20.000 musulmanes permanecieron, y con los nuevos habitantes, la población creció y la ciudad se expandió extramuros, mientras Alfonso compensó a su amigo Gastón IV de Bearne, con el señorío de Zaragoza en recompensa por su ayuda en la lucha.


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