Tal día como hoy 20 de diciembre de 1973, el presidente del gobierno español, Luis Carrero Blanco, es asesinado por la banda terrorista ETA.
La “Operación Ogro” fue el nombre en clave con el que ETA denominó el magnicidio y, para llevarlo a cabo, alquilaron un semisótano en la calle de Claudio Coello de Madrid y desde él, excavaron un túnel donde colocaron cerca de 100 kilos de explosivos, que hicieron estallar al paso de su coche.
El presidente, se dirigía a su domicilio después de oír misa y al llegar a la calle Claudio Coello, esquina a Maldonado, una inmensa explosión lanzó al coche en que viajaba a una altura de más de veinte metros, provocando su muerte en una explosión, tan violenta, que el vehículo, cayó en la azotea de un edificio anexo, falleciendo también otras dos personas, el inspector de Policía de escolta y el conductor del vehículo.
Pese a haber sido advertido de la posibilidad de un atentado, Carrero se negó a aumentar sus escasas medidas de seguridad, así como a cambiar horarios e itinerarios, ni el coche en el que se desplazaba era blindado y aunque tras el atentado, los tres ocupantes del vehículo fueron trasladados al hospital, pues ninguno de ellos falleció en el acto, las heridas sufridas eran de tal gravedad que ninguno de los tres sobrevivió.
Con la muerte de Carrero, se acababa definitivamente el régimen franquista y la desaparición del almirante – franquista ortodoxo – sin duda facilitó el tránsito hacia la democracia, pero la finalidad y objetivo del atentado no estuvieron exentos de polémica, pues mientras ETA aseguro ser su única autora, su complejidad en cuanto a logística y ejecución, hizo sospechar que tal vez otras organizaciones estuvieran implicadas, estando la CIA entre las más mencionadas.
De una parte, la justificación que dio la banda terrorista, de que lo hizo “para conseguir la llegada de la democracia”, es una falacia que se desmintió con los hechos, ya que los terroristas han cometido más asesinatos durante la democracia que en la dictadura.
En el año 2008, se desclasificó una nota de la embajada USA en Madrid dirigida al Departamento de Estado, en el que se afirmaba que “El mejor resultado que puede surgir... sería que Carrero desaparezca de escena, con posible sustitución por el general Díez Alegría”.
Durante la Guerra de Yom Kipur, en octubre de 1973, Carrero impidió a Estados Unidos usar sus bases en territorio español, lo que llevó a la agencia soviética TASS a declarar, que la CIA había asesinado al político franquista, al negarse a obedecer las órdenes de Washington, lo cual es, sin duda, una especulación interesada basada en la política de la “guerra fría”, de acusaciones entre bloques.
Pero se dispararon más las especulaciones, al saberse que la única persona que vio la cara del “hombre de la gabardina blanca” que entregó los horarios y rutas de Carrero Blanco, fue el etarra “Argala”, que murió en 1978 a manos del llamado “Batallón Vasco-Español” y uno de los presuntos autores materiales del atentado, con lo cual se cerró definitivamente esa posible vía informadora.
Por otra parte, el hecho de que quien sustituyó a Carrero Blanco en la presidencia del gobierno, fuese Carlos Arias Navarro, que fue durante el atentado el Ministro de la Gobernación y encargado, por lo tanto, de la seguridad del presidente, no ayudó mucho a disipar tales dudas.
Oficialmente solo fue la ETA la autora de la muerte, aunque para muchos, en este caso ETA resultó ser “el tonto útil” que tantas veces se prodiga en la historia.
Nunca sabremos definitivamente, cuales fueron la verdaderas motivaciones y finalidades del crimen.
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