domingo, 12 de febrero de 2017

Cuando España vendió a Alemania sus últimas islas del Pacífico

                                                Francisco Silvela, presidente del Gobierno

Tal día como hoy 12 de febrero de 1899, España vende a Alemania los archipiélagos de Las Carolinas, las Marianas y Palaos.

Las islas Carolinas, llamadas así en honor al rey Carlos II “el hechizado”, fueron descubiertas en agosto de 1526 por el español Alonso de Salazar y se tomó posesión de ellas en enero de 1528 en nombre del Rey de España.

En 1885, Alemania envió un buque cañonero para tomar posesión de las Carolinas, que aunque descubiertas por los españoles y tradicionalmente consideradas españolas, no habían sido objeto de asentamiento ni de ocupación por parte de España, suscitándose un conflicto que finalizó con el laudo arbitral de León XIII, - tal como solía aún hacerse en la época - favorable a los intereses españoles, reconociendo la soberanía de las islas.

Pero tras la guerra hispano-norteamerica, Estados Unidos ocupó las Filipinas y Guam y puesto que la administración de estos territorios se hallaba en Manila, los archipiélagos de Oceanía se volvíeron indefendibles, al perder España la escuadra del Pacífico en la Batalla de Cavite en 1898, y ante la total imposibilidad de defenderlas, no tuvo otro remedio que venderlas y Alemania que presionó al gobierno español para facilitar su venta.

Finalmente, el 12 de febrero de 1899 se produjo la firma del acuerdo para la venta a Alemania de los Archipiélagos de Carolinas y Marianas por 25 millones de pesetas de la época.

El texto del tratado, seria ratificado por Francisco Silvela, presidente del Gobierno y la reina regente, estipulándose el precio por los archipiélagos y obligando a dar un trato igualitario a los colonos españoles, así como el derecho a instalar depósitos de carbón para la Armada Española.

España perdía con esto las últimas colonias de su antiguo imperio, exceptuando las africanas de Sáhara y Guinea española y acentuaba, aún más si cabe, el estado de crisis y desmoralización nacional que acompañaría a todo el reinado de Alfonso XIII.

A diferencia de otros, este tratado germano-español se ha mantenido olvidado, sin embargo tal vez evitó que España interviniera en la Primera y quizás también en la Segunda Guerra Mundial, debido a su escaso valor pero codiciada posición estratégica, aunque cuando se firmó su venta, España únicamente quería deshacerse de unas colonias que presentaban escasas ventajas económicas.
  
Por contra para Alemania, un país en pleno auge que poseía entonces la segunda flota más potente y numerosa del mundo detrás de la inglesa, suponía una oportunidad única de hacerse con colonias con una posición estratégica en el océano Pacífico.

Posteriormente el Imperio alemán perdería estas posesiones en la Primera Guerra Mundial y al mantenerse España neutral en esa guerra, perdió la última posibilidad de su eventual recuperación.

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