Los abasíes basaban su pretensión al califato en su descendencia de uno de los tíos del profeta Mahoma y tras una sangrienta guerra, fundaron en el 750 el califato abasí en Kufa, ciudad de Irak situada a unos 170 km al sur de Bagdad, trasladándose a esta última en 762.
Los abasíes se habían mantenido en un segundo plano, aún siendo descendientes de Abbás, un tío del profeta Mahoma que no se había distinguido especialmente en los tiempos heroicos y aunque no parece que mantuvieran relaciones cordiales con los omeyas, tampoco se habían enfrentado a ellos.
No obstante, supieron sacar provecho de los enemigos de los omeyas, que querían situar en el califato a un miembro de la familia del profeta, para lo cual los abasíes organizaron una conspiración en Kufa, difundiendo que los omeyas habían traído la opresión, por lo que se necesitaban otro miembro de la familia del profeta para dirigir la comunidad musulmana, sin revelar que ellos eran los instigador de la revuelta.
El año 748, aprovechando la caótica situación que se vivía en el imperio de los Omeyas, vencen en la batalla del Zab, proclamándose califa el abasí Abul `Abbas al-Saffaḥ, iniciando la matanza de todos los omeyas.
Este hecho tuvo importancia capital para Al -Andalus - actual España - pues toda la dinastía omeya fue asesinada, a excepción del príncipe Abd al-Rahmán que se exilió al Magreb, zona refugio de disidentes debido a su alejamiento de la capital califal, el cual tras obtener apoyos entre las tropas de Al-Ándalus, en septiembre del año 755 desembarcó en Almuñécar.
Con el apoyo sirio, venció al gobierno de los abbasíes en la batalla de Al-Musara, cerca de Córdoba, en abril de 756, siendo nombrado emir por sus partidarios, aunque gobernó pendiente de las conspiraciones de abbasíes, bereberes y yemeníes, que fueron duramente reprimidas.
Aunque Al-Ándalus era políticamente independiente, Abd al-Rahman I evitó hacerlo patente para mantener la apariencia de unidad en la comunidad de musulmanes y será su sucesor Abd al-Rahman III, en el año 929, quien consume la ruptura proclamándose califa.
Esta es la etapa política de mayor esplendor islámico en España, hasta la abolición del Califato de Córdoba en 1031 como consecuencia de la guerra civil entre partidarios del califa legítimo, Hisham II y los sucesores de su primer ministro Almanzor.
El final del califato dio paso a la fragmentación de Al-Andalus en diversos reinos conocidos como reinos de Taifas, favoreciendo a sus expensas, la expansión de los reinos cristianos.
Tras la desintegración del califato de Córdoba, el linaje de los Omeyas se diluyó en la población de Al-Andalus y algunos arabistas piensan que el apellido castellano Benjumea y sus variantes -Benhumea, Benjumea, Benhumeda o Benumeya - procede del árabe Ibn Umayya y por tanto sus portadores podrían ser descendientes de los Omeyas.
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