Suele considerarse esta reunión como el comienzo de la Guerra Fría, ya que los acuerdos de Yalta fueron polémicos desde su inicio y tras la muerte de Roosevelt, este sería acusado junto con Churchill, de no haber aceptado un control internacional sobre los países liberados por la URSS.
En líneas generales, el acuerdo estipulaba el permitir elecciones democráticas en todos los territorios liberados; la desmilitarización y partición de Alemania, como "requisito para la futura paz y seguridad" y la división del país en cuatro zonas una para cada aliado; las indemnizaciones de Alemania por las "pérdidas en el curso de la guerra" y que Polonia tendría "elecciones libres tan pronto como sea posible, basándose en el sufragio universal y el voto secreto".
Respecto al futuro de Alemania, la conferencia fue muy ambigua, pero finalmente el país fue dividido en cuatro sectores, para evitar un nuevo resurgir del movimiento nazi.
Sobre el papel de Francia en la guerra y la post-guerra, Stalin calificó a de Gaulle como una persona "poco realista", ya que demandaba derechos iguales y había hecho muy poco en la guerra, por lo que se acordó dar a Francia una zona de ocupación, pero solamente por "amabilidad", pese a lo cual Stalin se negó a permitirles tener una, y solo cuando Roosevelt anunció que sus tropas abandonarían Europa en dos años, aceptó la propuesta.
Churchill expresó su deseo de que la nueva Polonia fuese un estado libre e independiente y sugirió definir de inmediato un gobierno provisional polaco y la realización de elecciones democráticas, pero Stalin se negó argumentando que para garantizar la seguridad del Estado soviético, no podía aceptar una frontera más.
Ya a punto de acabar la conferencia y buscando una solución al problema polaco, Roosevelt escribió una carta a Stalin y en ella, le expresó su negativa a reconocer el gobierno polaco comunista, y solicitó traer de inmediato a los representantes de este último a Yalta, así como a los representantes del gobierno polaco en el exilio, nada de lo cual se hizo.
En Yalta quedó evidente que solo Stalin tenía las ideas claras respecto a lo que pretendía hacer en Europa, pues Roosevelt demostró ser un ingenuo tonto útil, que teniendo todo el poder, no supo defender sus posturas y Churchill, que era quien realmente intuía las intenciones del dictador soviético, carecía de la fuerza suficiente para imponer sus tesis
Hasta la caída del muro de Berlín, que evidenció la gigantesca estafa que el sistema comunismo significaba, el toda la Europa del este prevalecieron la tesis estalinistas respecto al tiránico dominio de los países bajo su influencia, sin respetar en ellos ninguna clase de libertades.
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