Tal día como hoy 27 de abril de 1296,
el Rey Eduardo I de Inglaterra, tras invadir Escocia , en un intento
por despojar a esta nación de sus símbolos de identidad, saquea la
Abadía de Scone y se apropia de la "Piedra del Destino" -
empleada en las ceremonias de coronación de los reyes escoceses -
como botín de guerra, instalándola en la Abadía de Westminster
para su uso, durante las ceremonias de coronación. El príncipe de
Gales y su hermano, el duque de York, la devolvieron en 1996, a
iniciativa del gobierno del primer ministro, John Major.
La Piedra del destino, según la leyenda, otorga increibles poderes mágicos a quien la
posea. Esta piedra es un simple bloque de arenisca que recibe varios nombres como La
Piedra del Destino, la Almohada de Jacob, o la Piedra de
Scone, fue usado por los monarcas escoceses, ingleses y británicos
como una pieza de importante valor en las ceremonias de coronación
durante los últimos 1000 años.
Eduardo I pasó a la historia con el
sobre nombre de "martillo de los escoceses" y al anexionarse
Escocia a sus dominios, se llevó un enorme botín de guerra que
incluía esta valiosa piedra. De hecho, incluso mandó construir un
trono en Westminster, para que se guardase en su interior esta
milenaria posesión, que siempre había pertenecido al legítimo
monarca escocés.
La piedra tiene como inscripción, una
cruz latina, pero no obstante, hay cronistas, como Giraldus Cambrensis,
que vivió entre los siglos XII y XIII, quien afirmó que había
visto otros lemas escritos en ella.
Según la leyenda, la historia de la
piedra se remonta a tiempos de Jacob, el nieto de Abraham, patriarca de las religiones monoteístas, es decir, la
judía, la islámica y la cristiana.
Y es en la Biblia, donde
se narra el sueño profético de Jacob en el que la tierra donde
dormía, le era prometida por Yahvé, y donde disfrutaría
de una progenie muy abundante. La piedra sobre la que apoyaba la
cabeza durante el sueño, este personaje bíblico fue bendecida, uncida con aceite y
colocada sobre un pedestal y se convirtió en objeto de
culto judío.
La piedra habría permanecido en el Templo de
Jerusalén hasta el año 597 a.C., cuando este fue invadido por
los babilonios de Nabucodonosor. Pero Jeremías escapó con ella a
Egipto junto a dos hijas del rey David, para luego llevarla a España
y alcanzar poco después las islas británicas. Y así fue como nació
la leyenda de la Piedra de Scone, que coronó a los reyes irlandeses
primero, y luego a los escoceses.
Respecto a la importancia que la
familia real inglesa otorga a esta Piedra, cuando la Luftwaffe
alemana bombardeó Londres durante la II Guerra Mundial, se
estableció un plan de emergencia para asegurar la reliquia y de su
custodia se encargó un grupo secreto de diez hombres, dirigidos por
el Primer Ministro británico. Ni siquiera para proteger las joyas de la Corona,
se había organizado un proyecto de esta envergadura.
El profesor Harold Totten, catedrático
de Ciencias de la Universidad de Yale, ha concluido que la razón por
la que este objeto es fundamental en la monarquía escocesa, más que
por la tradición, es porque los reyes están convencidos que la enigmática y misteriosa Piedra del Destino, posee poderes mágicos
que a los soberanos les da sabiduría, riqueza y salud.
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