sábado, 11 de abril de 2020

La odisea del Apolo XIII

 
Tal día como hoy, 11 de abril de 1970 la NASA lanzó el Apolo XIII, la tercera misión tripulada de aterrizaje lunar de Estados Unidos, desde cabo Kennedy, Florida.

Dos días después del lanzamiento, explotó un tanque de oxígeno en la nave, lo que obligó a los astronautas a abandonar su misión. Aunque solo tenían un pequeño suministro de oxígeno, agua y energía, la tripulación del Apolo 13 logró regresar a la Tierra de manera segura en el módulo lunar de la nave espacial.

"Houston, tenemos un problema", estas fueron las palabras de auxilio del astronauta Jack Swigert que pasarían a la posteridad, y que dieron paso una frenética actividad en la que tanto los tripulantes del Apolo 13 como los ingenieros y demás miembros de la misión en Tierra pusieron a prueba su capacidad de reacción.

La explosión de uno de los tanques de oxígeno de la nave hacía imposible el alunizaje y ponía en peligro la supervivencia de los astronautas pero, afortunadamente, el 17 de abril toda la tripulación aterrizaba sana y salva en nuestro planeta, a bordo de su peculiar bote salvavidas: el Aquarius.

El Aquarius era el módulo lunar del Apolo XIII, y su función original era la de propiciar el aterrizaje en la Luna. Aunque nunca llegó a cumplir su cometido, gracias a él la tripulación pudo librarse de la tragedia. Para ello, los astronautas tuvieron que superar varios obstáculos.

Por un lado, el módulo lunar estaba preparado para mantener a dos personas durante 45 horas, y no a tres durante 90 horas. Además, tanto el suministro eléctrico como el agua eran recursos limitados en el módulo, por lo que tuvieron que racionarse al máximo.

Esto ocasionó, entre otros problemas, que las temperaturas en el módulo lunar bajaran hasta casi los 3 grados, y las ventanas se congelaran parcialmente. También la comida estaba fría, y al no tener agua caliente no podían mezclarla con los alimentos deshidratados.

Otro asunto a resolver, fue la extracción del dióxido de carbono del módulo de mando, para evitar la intoxicación de sus tripulantes, para lo que los miembros de la misión, ingeniaron un dispositivo,  para efectuar el trasvase del dióxido de carbono, desde el módulo de mando, al módulo lunar.

Finalmente, al acercarse a la Tierra, los astronautas separaron completamente al Aquarius del resto de la nave para comenzar el descenso a través de la atmósfera.

Tras entrar en la atmósfera y debido a la fricción con el aire, durante más de tres largos minutos se interrumpió la conexión con la estación de control, pero finalmente el bote salvavidas y sus tripulantes caían a salvo en el Pacífico Sur, dando por finalizada la primera operación de rescate en el espacio.

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