viernes, 24 de julio de 2020

El descubrimiento de Machu Picchu

Tal día como hoy 24 de julio de 1911 el estadounidense Hiram Bingham encuentra en el Perú, la insólita ciudad de Machu Picchu.

El arqueólogo norteamericano Hiram Bingham haría de este día un momento histórico tras descubrir la bella ciudad inca de Machu Picchu, en una abrupta y remota parte de los Andes peruanos.

Fue uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la historia de América y del mundo entero. Bingham ya había hecho dos expediciones a Sudamérica, y publicó un libro sobre cada una, cuando regresó a Perú en 1911.

Localizó la última capital inca, Vitcos, y realizó el primer ascenso del monte Coropuma. Después de esa experiencia, se sintió aún más impulsado por la idea de encontrar Vilcabamba, la fortaleza final y sede del poder inca después de que los incas se vieron obligados a huir de los conquistadores españoles. Luego vino el hallazgo que lo haría famoso: Machu Picchu.

En el verano de 1911, el profesor y explorador de la Universidad de Yale, Hiram Bingham, dirigió una expedición a través de la Cordillera de los Andes en busca de las ciudades perdidas de Vitcos y Vilcabamba, las dos últimas capitales del Imperio Inca. Un buen día, se le acercó un agricultor local, Melchor Arteaga y le contó que había encontrado unas antiguas ruinas en un lugar llamado "Machu Picchu", que significa "viejo pico" en quechua.

Arteaga acordó llevar a Bingham y sus compañeros a Machu Picchu al día siguiente. Levantándose temprano, comenzaron el ascenso. Era la mañana del 24 de julio de 1911. Caía llovizna del cielo nublado en una caminata peligrosa que incluía subidas empinadas y un puente inestable.

Así, viajando a pie y en mula, Bingham y su equipo se dirigieron desde Cuzco al Valle de Urubamba y, después de una dura escalada a la cresta de la montaña con un clima frío y lluvioso, Bingham se encontró con un pequeño grupo de campesinos que le mostraron el resto del camino. Dirigido por un niño de 11 años, Bingham vio por primera vez la intrincada red de terrazas de piedra que marca la entrada a Machu Picchu.

El lugar se extendía en unos impresionantes 8 kilómetros, con más de 3.000 escalones de piedra uniendo sus diferentes niveles.

En la Ciudad Perdida de los Incas, Bingham describió lo que el niño les mostró: "Nos enfrentamos a una vista inesperada, un gran vuelo de terrazas de piedra bellamente construidas, quizás cien de ellas, cada una de cientos de metros de largo y más de 10 metros de alto". Pero para Bingham, "no había nada de qué entusiasmarse". Había visto terrazas similares en Ollantaytambo y Pisac.

Bingham creía que podría haber descubierto la mítica ciudad de Tampu-tocco, la cuna del Imperio Inca desde donde tres hermanos salieron por tres ventanas para conquistar y fundar el Imperio Inca.

Regresó a América con noticias de la ciudad perdida y recibió fondos de la National Geographic Society para dirigir las excavaciones de Machu Picchu en 1912 y 1915. En 1913, la revista National Geographic dedicó un número completo al descubrimiento y la excavación.

Ese mismo año, The New York Times declaró que el descubrimiento de Machu Picchu era "el mayor descubrimiento arqueológico de la época".

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