Tal día como hoy, 9 de julio de 1941,
los criptologos británicos rompen el código secreto Enigma
utilizado por el ejército alemán para dirigir las operaciones
tierra-aire en el frente oriental durante la Segunda Guerra Mundial.
La máquina Enigma utilizada por la
mayor parte de las comunicaciones alemanas durante la guerra tenía
un funcionamiento complejo. Se basaba en cinco rotores que variaban
cada vez que se pulsaba una tecla, de manera que cada letra del
alfabeto ofrecía un número altísimo de posibilidades. Los mandos
alemanes de la época veían a Enigma como indescifrable.
Poco antes del estallido de la guerra,
el Servicio de Inteligencia británico se reunió con el Servicio de
Inteligencia polaco, que también estaba intentando desentrañar el
código Enigma. A partir de la información recibida, el matemático
Alan Turing, empieza a trabajar y su tarea, junto a la de otros
cripto-analistas, se llevaba a cabo en la mansión de Bletchley Park,
donde llegaron a trabajar hasta 10.000 personas.
En tres meses desde que recibiera las
informaciones del Servicio polaco, Turing fue capaz de descifrar el
código alemán. Para ello el matemático diseñó junto a su colega
de Cambridge, Gordon Welchman, su propia máquina para contrarrestar
la potencia de Enigma, la llamada ‘bomba’. El sistema se servía
de análisis matemáticos para determinar cuáles eran las posiciones
más factibles de los rotores, para que se pudieran probar lo antes
posible.
Las máquinas se empezaron a construir
en fábrica y entraron en funcionamiento en la primavera de 1940.
Durante los meses de verano, jugaron un papel determinante
descifrando los mensajes de la fuerza aérea alemana, que atacó
instalaciones militares y ciudades por toda Gran Bretaña..
Pero los mensajes más importantes para
Gran Bretaña eran los que enviaban los submarinos alemanes, que
operaban en el Atlántico Norte, y éstos utilizaban un sistema
Enigma con una mayor seguridad.
Las comunicaciones que utilizaban los
submarinos alemanes se basaban en una máquina Enigma que tenía ocho
rotores en lugar de cinco y las posibles combinaciones aumentaban
respecto al código anterior. Turing se centró en la variante naval
y, tras la captura de unos documentos alemanes, en los que estaban
anotadas las claves, en el mes de febrero de 1941, el matemático y
su equipo pudieron reconstruir el sistema usado por los alemanes.
Con la ayuda de nuevos documentos, los
investigadores que Turing dirigía, descifraron el Enigma de los
submarinos alemanes.
No hay más que echar un vistazo a las
estadísticas de la Batalla del Atlántico para comprobar la
importancia que tenía conocer el código que cifraba los mensajes de
los submarinos alemanes. Algunos historiadores estiman que las
informaciones descifradas acortaron la guerra en dos años.
En el Mediterráneo los británicos
pudieron hundir la mitad de los barcos que iban a abastecer a las
fuerzas alemanas e italianas del norte de África. Incluso en el
frente este la Unión Soviética confirmó los planes que tenía
Alemania para atacar la zona de Kursk, así el Ejército Rojo pudo
prepararse a conciencia para la mayor batalla de tanques que se ha
librado en la historia.
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