Tal día como hoy 10 de julio del año
48 a.C., Pompeyo el Magno pudo haber derrotado
definitivamente a Julio César, en el curso de la Segunda Guerra
Civil de la República -que enfrentaba a los dos Caudillos - y que
podría haber cambiado para siempre la Historia Antigua y el devenir
de Roma, que probablemente no habría sido el Imperio fundado por
Octavio, el sobrino de César.
Fue en la batalla de Dirraquio,
sucedida tal día como hoy, donde Julio César y Cneo Pompeyo Magno
se enfrentaron en las afueras de la ciudad de Dirraquio, actual
Durrës, en Albania.
César había acampado su ejército en
unos cerros a pocos kilómetros al este de Dirraquio, desde donde
podía ver la vanguardia de Pompeyo. Al comprobar que estaba aislado
de su base, Pompeyo tomó posición inmediatamente al sur del lugar
en que se encontraba César, quedando separados por un torrente.
Posicionados ambos contendientes,
construyeron un muro para proteger su posición: César uno de 22
kilómetros de largo alrededor de la posición en que se encontraba
Pompeyo; éste, uno de 12 kilómetros de largo y a un kilómetro y
medio de la costa.
Pompeyo, con la información de unos
desertores del bando de César, planificó efectuar un ataque
combinado por tierra y por mar contra el ala izquierda de su enemigo.
Éste iba a ser atacada simultáneamente por el frente, por el
costado y por la retaguardia.
El 9 de julio, por la noche, se inició
el ataque combinado contra el punto débil revelado por los
desertores, lo que le permitió a Pompeyo sorprender a las 2 cohortes
de guardia en ese sector, cuyos soldados, presos de pánico, huyeron
hacia el interior, impidiendo el avance de los refuerzos.
César logró llegar hasta el lugar y
rechazó a las fuerzas de Pompeyo, pero éste desplegó su caballería
e hizo huir a las tropas de César, el que optó por ordenar la
retirada.Afortunadamente para César, Pompeyo creyó que la retirada
de su enemigo era una trampa y por eso no lo persiguió
Cuán diferente podría haber sido la
Historia, si Pompeyo hubiera sido valiente y atacado al general de
las Galias en su retirada. Sólo varias semanas después, el 9 de
agosto, César se cobró su venganza en la batalla de Farsalia, la
que pasaría a la Historia como la definitiva en la Guerra Civil de
la República y la derrota sin paliativos de Pompeyo.
Aquel que, tal día como hoy, tuvo en
su mano acabar con su enemigo, el mismo que, con su victoria, se
coronó amo de Roma y sentó las bases del Imperio que llegaría a
los confines de Europa.
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