Tal día como hoy 7 de agosto de 1876 nació en Leeuwarden, Holanda, Margaretha Geertruida Zelle, conocida internacionalmente como la espía Mata Hari, una bailarina holandesa y espía de la Primera Guerra Mundial que fue acusada por Francia por espionaje a favor de Alemania.
Mata Hari, nacida como Margaretha Geertruida Zelle, fue la hija mayor de los cuatro hijos de Adam Zelle y de Antje van der Meulen. Sus padres se divorciaron y, poco tiempo después su madre falleció. A los 18 años, la joven Margaretha respondió a un anuncio del capitán Rudolf MacLeod donde buscaba esposa. Tras mantener una breve correspondencia con él, contrajeron matrimonio.
Ya casada, se trasladó con su marido, veinte años mayor que ella, a Java (Indonesia). Fue en ese país, entonces colonia holandesa, donde quedó cautivada de la cultura oriental y aprendió a bailar las danzas que años después le dieron fama. El matrimonio tuvo dos hijos: un niño y una niña. Ambos enfermaron y el niño falleció. La leyenda dice que los pequeños fueron envenenados por venganza a manos de un sirviente maltratado por el capitán.
El fallecimiento de su hijo mermó el matrimonio. MacLeod se echó a la bebida y Margaretha se refugió en la cultura indonesia para paliar su dolor. Entre 1902 y 1903, con su matrimonio fracasado, Margaretha regresó a Europa. El matrimonio se separó formalmente en Holanda y su marido se quedó con la hija de ambos.
La holandesa se estableció en París en 1904. Dotada con un físico exótico y conocimiento de las danzas orientales, se lanzó a los escenarios bajo el nombre de Mata Hari, “el ojo del amanecer”.Se especializó en bailes eróticos y, además de bailarina, también se convirtió en una de las cortesanas más cotizadas de su tiempo.
Debido al erotismo que había creado en torno a ella, no fueron pocos los que se peleaban por conseguir la primera fila en sus espectáculos. Durante estos años, tuvo numerosos romances, todos ellos alimentados por el mito que representaba la holandesa. El nivel de vida que llegó a tener, poco a poco se iba difuminando. Muchos creen que, para mantenerlo, tuvo que recurrir con más frecuencia a ejercer de cortesana. Entre sus amantes se encontraban hombres poderosos de la época, como ministros, militares y empresarios.
La fama de Mata Hari traspasó las fronteras de Francia. Su belleza fue un mito en varias capitales europeas, donde viajó como bailarina, aumentando así su mito de “femme fatale”. En 1914, estalló la Primera Guerra Mundial. Ella se encontraba en Berlín en ese momento. Se dice que allí se reunió con el jefe del espionaje alemán, Eugen Kraemer, que le ofreció pasar información de los franceses a cambio de una importante suma de dinero.
Abrumada por las deudas, aceptó la oferta del alemán. Así fue como Mata Hari se convirtió en espía, bajo la identidad de agente H-21. En 1915 se la situó en Madrid. Allí se veía continuamente con un general alemán, algo que hizo saltar las alarmas de las autoridades francesas. Más tarde, viéndose acorralada por el capitán francés Ladoux, se cree que Mata Hari le ofreció sus servicios como espía del ejército alemán y aceptó.
Poco tiempo después, se la volvió a ver en Madrid con autoridades alemanas en la Embajada. Este hecho la puso de nuevo en el punto de mira de los aliados. Pasado un tiempo, Ladoux le tendió una trampa para que volviera a Francia y demostrar que era una espía.
Tras su regreso a Francia, el 13 de febrero de 1917, Mata Hari fue arrestada por las autoridades francesas. Se le acusó de espionaje para los alemanes. En el juicio contra Mata Hari, se dijo que su modus operandi era la de sonsacar la información a sus amantes. A pesar de que la holandesa negó los cargos que pesaban sobre ella, el tribunal la condenó a muerte.
Ataviada con un vestido negro, un
enorme sombrero y bien maquillada, enfrentó Mata Hari su último
día. El 15 de octubre de 1917 fue fusilada en Vincennes, una
localidad cercana a París con 41 años. Nadie reclamó su cuerpo.
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