Tal día como hoy 15 de agosto de 1969 miles de personas llegaron a Bethel, un pequeño pueblo del estado de Nueva York, en Estados Unidos, para asistir a un evento que se convirtió en símbolo de la generación 'hippie': Woodstock.
Medio millón de personas escucharon la llamada de John Roberts, Joel Rosenman, Michael Lang y Artie Kornfeld en 1969, los cuatro veinteañeros que organizaron un festival de música que pretendía promover la creación musical y procurar una plataforma al aire libre donde protestar contra las políticas del entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, y la guerra de Vietnam, que al momento había dejado más de 11.000 soldados estadounidenses muertos.
Una granja de 240 hectáreas sirvió de escenario gigante para los tres días de conciertos (que se alargaron hasta bien entrada la mañana del lunes 18 de agosto). El terreno se vio desbordado por la gran afluencia: de las 60.000 personas previstas casi 500.000 acudieron. Tanto, que los artistas tuvieron que ser trasladados en helicóptero debido a que las carreteras de acceso estaban bloqueadas por los vehículos que trataban llegar hasta el festival.
En un principio la entrada iba a costar unos 18 dólares, pero finalmente los organizadores decidieron que sería gratuito. Durante el festival llovió intensamente y la granja se convirtió en lodazal, pero esto no desanimó a los miles de jóvenes que disfrutaron del 'sexo, drogas y rock & roll'.
Treinta y dos artistas formaban parte del cartel en Woodstock: entre ellos los ahora legendarios Jimmy Hendrix, Janis Joplin, The Who, Joe Cocker y Carlos Santana. La cantante, compositora y música de folk Joan Baez describió la experiencia, en declaraciones a 'The New York Times', como "una fiesta de la alegría".
Baez se queda lejos de hablar de una revolución, como muchos quisieron adjetivar a Woodstock. "Una revolución o un cambio social llegan siempre y cuando uno acepte tomar riesgos. Y el único riesgo en Woodstock era no ser invitado", afirmó la artista. De hecho, algunos otros artistas como Led Zeppelin, The Doors o The Rolling Stones sí fueron invitados, pero rechazaron participar en el festival.
Uno de los momentos musicales más recordados fue el cierre del festival en el que Jimmy Hendrix tocó una versión del himno estadounidense 'Star Spangled Banner'. Muchos interpretan en las notas musicales distorsionadas de Hendrix el sonido de bombas y misiles explotando y lo ven como una crítica a la política de guerra del gobierno de Nixon.
Woodstock se dio en un momento en el que Estados Unidos se recuperaba de un año fatídico, 1968: Martin Luther King Jr y Robert Kennedy -hermano del también asesinado presidente JFK- fueron asesinados y el ejército estadounidense se enfrentaba a dificultades en la Guerra de Vietnam.
Según Manolo Bellon, periodista y comentarista musical colombiano, Woodstock "fue la explosión final de lo que venía desarrollándose en los años 60 en el país: había un movimiento antiguerra y en contra del establecimiento". El país también luchaba contra la discriminación racista, sobre todo en los estados del sur. Y contra esto, Woodstock prometía "tres días de paz, amor y música".
Muchos dicen que nunca habrá un festival igual a Woodstock, y puede que tengan razón. El 50 aniversario de esos tres días de música iban a ser celebrados con un concierto también de 72 horas que fue cancelado apenas dos semanas antes de la fecha de estreno. En su lugar, una treintena de fotos de 1969 estaban expuestas en Manhattan.
Michael Lang, uno de los organizadores en 1969 y que quiso recrearlo en 2019, aseguró sentirse "decepcionado" de no poder aprovechar esta ocasión para recrear el activismo de los 60 y hacer una llamada a los asistentes al concierto para luchar contra el calentamiento global que, según Lang, "es la mayor amenaza a la que la humanidad tendrá que enfrentarse".
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