Tal día como hoy 10 de agosto de 1999 Vladimir Putin es designado como primer ministro en funciones en Rusia. Sin embargo, fue presionado rápidamente por Boris Yeltsin para ayudar a reprimir a los fundamentalistas islámicos en el sur de Rusia. Putin era un ex oficial de la KGB.
El exagente de la KGB cumple mas de dos décadas en el Kremlin. A pesar de las críticas por su autoritarismo y la represión policial a la oposición, Putin goza de popularidad y parece determinado a mantenerse al mando de Rusia.
Cuando Vladimir Putin fue nombrado primer ministro por el entonces presidente Boris Yeltsin el 10 de agosto de 1999, era un desconocido para la mayoría. Antes de su nombramiento, se desempeñaba como jefe del servicio de inteligencia ruso, como fue rebautizada la KGB.
En esa época, muchos pensaban que el nuevo primer ministro continuaría las reformas democráticas de los años post-soviéticos, manteniendo a Rusia sobre el camino de la economía de mercado así como reinstaurando el orden en el Cáucaso.
Sin embargo, desde el comienzo Putin mostró que gobernaría con mano de hierro. Poco después de su nombramiento, desató la segunda guerra en Chechenia, un conflicto sangriento en el que murieron entre 50.000 y 100.000 civiles, aunque no hay cifras oficiales. "Iremos a matar a los terroristas hasta en los baños", afirmó en aquel entonces.
Putin se convertiría en presidente encargado cuatro meses más tarde, cuando Boris Yeltsin presentara su renuncia el 31 de diciembre de 1999. Durante su alocución televisiva, explicó que dejaba el país en manos de un hombre que tendría la tarea de "consolidar la sociedad" así como de "garantizar las reformas".
Su imagen de hombre fuerte y la guerra en Chechenia le dieron a Putin mayor popularidad. Tanto así que ganó la elección presidencial del año 2000 con el 53% de los votos y la de 2004 con el 72%.
En sus primeros diez años en el poder, la sociedad rusa fue saliendo de la pobreza gracias a los ingresos provenientes del petróleo. También se fortaleció la presencia del Estado después de la caída del URSS y retomó el control de los medios, otrora en manos de oligarcas.
Poco a poco fue mostrándose menos abierto a las relaciones con Occidente. Un punto de giro es la "Revolución naranja" en Ucrania en 2004, que culmina con la elección de un presidente pro-occidental. Putin lo considerará como una injerencia en su "patio trasero". Su toma de posición más contundente vendría luego con el discurso pronunciado en Múnich en 2007, lleno de acusaciones contra EE.UU.
En 2008, la Constitución no le permite aspirar a un tercer mandato presidencial consecutivo. Empero, encuentra la manera de mantener las riendas del poder. Dimitri Medvedev es elegido presidente y Putin, jefe de gobierno. Una alternancia que ha funcionado hasta la fecha.
Mientras Vladimir Putin le devolvía a Rusia su lugar central en la esfera internacional, en casa, la situación ha venido cambiando. El mandatario ha sabido acallar las voces disidentes y críticas con él a lo largo de sus años en el poder. Se ha mostrado cada vez más conservador, defendiendo a capa y espada los valores tradicionales y conservadores de la Iglesia ortodoxa, por oposición a la "decadencia" occidental. A esto se suma un retroceso de las libertades públicas en nombre del orden y de la estabilidad.
El futuro de Putin, a largo plazo es incierto. Como indica la Constitución, no podrá volver a presentarse para un nuevo mandato en 2024 y la popularidad, que alcanzó su máximo nivel tras la anexión de Crimea, viene en caída desde 2018. Esto se explica por una reforma de pensiones no bien recibida por una población cuyos salarios bajos no paran de disminuir desde hace cinco años.
Por ahora la clase dirigente se pregunta cuáles son las intenciones de Vladimir Putin, de 68 años. Entre las opciones posibles está volver a ser Primer ministro como ocurrió entre 2008-2012, designar un sucesor como hizo con él Yeltsin o darse una función honorífica que le permita seguir manejando los hilos del poder.
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