Tal día como hoy, 17 de agosto de 1935, Wilhelm Frick, ministro del Interior en Alemania, disolvió la masonería en el Reich. La policía secreta también disolvió el Sínodo Confesional, acusando que había mentido a la gente. El gobierno nazi profundizó la brecha entre la iglesia y el estado en Alemania al querer la supremacía sobre las iglesias estatales.
Wilhelm Frick fue un abogado, político y destacado oficial nacionalsocialista que ocupó importantes puestos políticos durante el régimen del Tercer Reich.
Hijo de un maestro, se educó en Múnich y estudió jurisprudencia en Heidelberg, graduándose de abogado en 1901. Se alistó en el servicio civil bávaro en 1903, trabajando como abogado en las sedes de policía de Múnich, con lo cual no prestó servicio activo durante la Primera Guerra Mundial.
A partir de 1919 fue simpatizante del emergente movimiento nazi y en tal condición tomó parte en el putsch de 1923, momento en el que era director de la policía criminal de Múnich. Fue uno de los arrestados y encarcelados por la revuelta, y fue juzgado por traición en abril de 1924.
Frick fue sentenciado a 15 meses de prisión (no cumplidos) y despedido de su trabajo en la policía. Se afilió formalmente al Partido Nacionalsocialista Alemán en mayo de 1924 y trabajó para una compañía de seguros.
En el mismo año 1924 Frick fue elegido diputado del Reichstag y fue jefe del grupo parlamentario del Partido Nacionalsocialista Alemán, desde 1927 y designado Ministro del Interior y Educación de Turingia en 1930.
Cuando Hitler llegó al poder en enero de 1933, Frick fue nombrado Ministro del Interior, uno de los dos únicos nazis en el gabinete original de Hitler, junto a Hermann Goering, y en tal condición fue responsable de proyectar muchas de las leyes que promulgó el régimen nazi, destacando entre la "producción legislativa" de Frick las Leyes de Núremberg contra los judíos, las leyes de "purificación racial" estableciendo la eutanasia como política oficial, y las normas que prohibían el ejercicio de profesiones a judíos.
Inicialmente, como Ministro del Interior, Frick fue la cabeza de todas las fuerzas policiales alemanas, puesto que perdió en 1936 en beneficio de Heinrich Himmler, pues Frick insistía en mantener control administrativo de su ministerio sobre la Gestapo y la SS, a lo cual se negaba tajantemente Hitler. Como resultado, Frick mantuvo sus cargos en la administración pública pero las competencias de estos fueron derivadas a órganos de la SS o la Gestapo, lo cual redujo notablemente el poder efectivo de Frick.
No obstante, gracias a sus largos años de servicio al nazismo, Frick ejerció como ministro sin cartera hasta agosto de 1943, cuando perdió el favor de Hitler debido a las últimas rivalidades que mantenía con Himmler. Frick fue desplazado entonces al puesto de Reichsprotektor de Bohemia y Moravia, encargado de regir los territorios checos bajo ocupación nazi pero ya sin poder político efectivo ante el gobierno del Reich.
Cuando Praga fue tomada por los soviéticos Frick logró huir hacia el oeste pero pronto fue descubierto y arrestado por los estadounidenses y juzgado por el Tribunal Militar Internacional de Núremberg, donde él y Rudolf Hess fueron los únicos acusados que rehusaron testificar en su defensa. Fue sentenciado a muerte el 1 de octubre de 1946 y ahorcado dos semanas después.
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