Tal día como hoy 28 de agosto de 1963, en el Lincoln Memorial de Washington D.C., en Estados Unidos, el reverendo baptista Martin Luther King en su incansable lucha por la igualdad racial en ese país, da un paso más hacia la victoria al hablar ante una multitud de más de 250.000 personas, que se manifiestan por los derechos civiles y su sueño de libertad racial.
Les habla de la necesidad de cambiar el "lugar de la penumbras y del desolado valle de la segregación, al camino iluminado por el sol de la justicia racial" y añade en su célebre discurso: "Tengo un sueño... Mi sueño es que un día esta nación resurja y viva según el verdadero sentido de su credo, asentado en la evidente verdad de que todos los hombres han sido creados iguales.
Mi sueño es que un día, en las amarillentas colinas de Georgia, los descendientes de los esclavos de otros tiempos y los de sus antiguos propietarios se encuentren juntos, sentados en la mesa de la fraternidad. Mi sueño es que también un día el Estado de Mississippi, hoy atormentado por la violencia de la injusticia y de la opresión, se transforme en un oasis de paz y de justicia".
Unos años después, el 4 de abril de 1968, será asesinado en Memphis por James Earl Ray, que se confesará autor, aunque más tarde se retractará.
Martin Luther King fue abatido de un tiro en la cabeza por James Earl Ray, un francotirador mientras saluda a sus seguidores desde el balcón del motel Lorraine, acompañado por sus colaboradores entre los que se encuentra el reverendo Jesse Jackson.
King, galardonado con el Premio Nobel de la Paz cuatro años antes por su labor en favor de la igualdad racial y los derechos civiles, tenía 39 años de edad.
El atentado provocó estupefacción en la nación y es el inicio de graves desórdenes e incendios que se extienden a otros estados, lo que arroja un resultado de cerca de 50 muertos.
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