viernes, 3 de enero de 2025

El insigne escritor español, Benito Pérez Galdós

Tal día como hoy, 4 de enero de 1920, el escritor Benito Pérez Galdós moría en Madrid a consecuencia de la mala salud, que arrastraba tras sufrir en 1905 una hemiplejia.

El creador de obras tan emblemáticas como "Doña Perfecta", "La dama desheredada", "Fortunata y Jacinta" o "los Episodios Nacionales", académico de la Lengua desde 1897 y candidato al Premio Nobel de Literatura en 1912, había sido operado de cataratas dos veces, en 1911 y 1912.

Un año después, y a consecuencia muy posiblemente de una sífilis terciaria, perdió la vista, a lo que se añadió arterioesclerosis e hipertensión

Está considerado, una de las figuras más sobresalientes de la literatura española, Benito Pérez Galdós se crio en el seno de una familia de clase media, de Las Palmas de Gran Canaria.

Descendiente de militares, recibió una educación rígida y religiosa. Cursó el bachillerato en su tierra natal y, en 1867, se trasladó a Madrid para estudiar derecho, carrera que nunca llegó a terminar.

Para ganarse la vida, empezó a escribir artículos periodísticos. En 1870 publicó su primera novela, "La sombra", ese mismo año le siguió "La fontana de oro", pero la obra que le consagró fue los "Episodios Nacionales", una colección de 46 novelas históricas, redactadas entre los años 1872 y 1912 en las que narra, a través de personajes creados por él mismo, la historia de España de 1805 a 1880.

Otras de sus obras más importantes fueron, "Fortunata y Jacinta", y "Tristana". Todas ellas se encuentran ambientadas en el Madrid de la Reina Isabel II y la Restauración Borbónica, una época esta última en la que Benito Pérez Galdós, era toda una personalidad tanto literaria como política.

En 1886, a petición del presidente del partido liberal, Práxedes Mateo Sagasta, Benito Pérez Galdós fue nombrado diputado de Puerto Rico, cargo que desempeñó hasta 1990. A pesar de participar en la vida política, nunca se consideró político.

Un año después, coincidiendo con la publicación de una de sus obras más aplaudidas por la crítica, "Ángel Guerra", ingresó en la Real Academia Española.

Galdós nunca se casó, pero tuvo relaciones estables con varias mujeres: Concha-Ruth Morell, Lorenza Cobián, Teodosia Gandarias... Pero hubo una mujer en su vida con la que mantuvo una relación más que especial, y ésta sería la escritora gallega Emilia Pardo Bazán, una mujer decidida, apasionada, inteligente, trabajadora e impulsiva, conocida tanto por sus éxitos literarios, como por su intensa vida amorosa.

Se cuenta que con motivo de la presentación de una novela rusa, doña Emilia dio una conferencia en la que en primera fila, se encontraba Benito Pérez Galdós, que la escuchaba maravillado. Lo de la aristócrata gallega empezó como un acto de admiración hacia el escritor canario, admiración que desembocaría en una pasión desmedida, que se puede seguir a través de las cartas que, desde 1881, se enviaron (93 por parte de ella por una sola de él).

En las convocatorias electorales de 1907 y 1910, Benito Pérez Galdós volvía a ser elegido diputado de las Cortes por Madrid, lo cual le impidió obtener el Premio Nobel, debido a la fuerte oposición de los sectores conservadores.

Sus últimos años estuvieron marcados, por graves problemas económicos y de salud. Considerado como uno de los grandes novelistas españoles de todos los tiempos, en la madrugada del 4 de enero de 1920, el silencio que inundaba la casa de Pérez Galdós, se vio súbitamente roto, por un grito de dolor procedente del dormitorio del ilustre escritor.

Los familiares que le acompañaban, al escuchar el lastimero quejido corrieron hacia su habitación, donde Galdós se llevaba las manos al cuello e intentaba incorporarse. Tras un breve intento, cayó sobre la cama donde poco después falleció.

El mismo día de su muerte, el poeta Marcos Rafael Blanco Belmonte escribía en el diario ABC sobre la modestia de Galdós: "Era una maravilla contemplar la naturalidad con que el maestro, ya en la senectud, esquivaba resueltamente aceptar el grandioso homenaje, que intentaron tributarle muchos admiradores".

Benito Pérez Galdós falleció a los 76 años de edad. Su entierro fue digno de los más grandes, no por lo oficial, lo institucional o lo político, sino porque hasta el cementerio de la Almudena, le acompañaron más de 30.000 personas que acudieron a un multitudinario cortejo fúnebre, por las calles de Madrid. 

Fue una marea humana de gabanes y sombreros negros sin precedentes, captada por la incipiente fotografía de la época, para darle el último adiós.

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