Tal día como hoy 26 de octubre de 1938, las Brigadas Internacionales, que lucharon durante la Guerra Civil, se concentran en Barcelona para su marcha.
Estas Brigadas, fueron unidades compuestas por voluntarios extranjeros de 54 países, que intervinieron en la Guerra Civil junto al ejército de la República, llegando a participar en total 59.380 brigadistas, de los cuales murieron más de 15.000.
Las Brigadas no se formaron espontáneamente, sino que fue la Internacional Comunista quien las organizó, por una decisión de Stalin, encargándose del reclutamiento y organización dirigentes del Partido Comunista Francés.
El Gobierno de la República, en principio fue reticente a aceptarlas, considerando que eran formadas y regidas por el PCE, aunque esta opinión cambiaría cuando el avance de los sublevados hacia Madrid evidenció la crítica situación militar de la República, lo cual hacía urgente reclutar combatientes de donde fuese.
Las movilizaciones para el reclutamiento, se extendieron por toda Europa y Estados Unidos, llegando los primeros a Albacete en octubre de 1936, integrados mayoritariamente por franceses, belgas, italianos y alemanes.
La sede de reclutamiento se estableció en París, llegando vía ferrocarril hasta Barcelona desde donde posteriormente, los remitían a Albacete, participando en la Batalla de Madrid; en Belchite; en Teruel y en la Ofensiva de Aragón, la cual significó una severa derrota republicana y también un elevado número de bajas entre los brigadistas.
Albacete no era ningún campamento de recreo para los brigadistas, pues al frente se hallaba André Marty - hombre de confianza de Stalin - comisario político francés y personaje conflictivo, según sus propios compañeros, quienes criticaron y cuestionaron en reiteradas ocasiones sus actuaciones e insistieron en que cambiara radicalmente sus métodos de trabajo y se abstuviera de intervenir en asuntos militares y técnicos de las Brigadas.
Fue apodado por sus propios compañeros “el carnicero de Albacete” por los numerosos fusilamientos de civiles y brigadistas a los que consideraba cobardes ante el enemigo, aunque él a cambio apenas participó en combate alguno, llegado a admitir en un informe; “no vacilé y ordené las ejecuciones necesarias (...) Las ejecuciones ordenadas por mi no pasaron de quinientas”.
Tras la grave derrota de Aragón, el gobierno republicano anunció la retirada de todos los combatientes extranjeros, con la esperanza de que los sublevados hicieran lo mismo y un mes después, el 28 de octubre de 1938, desfilaban por última vez por Barcelona, mientras Mussolini retiraba 10.000 soldados italianos del CTV "como gesto de buena voluntad".
La noticia de la retirada de las Brigadas fue comentada “oficiosamente” por Franco, en el sentido de que ya era tarde para cualquier acuerdo, y tras el desfile de Barcelona, en un ambiente altamente emotivo, con un histórico discurso de Dolores Ibárruri, los brigadistas estaban listos para partir.
La mayoría de los menos de diez mil supervivientes, trataron de volver a sus países, lo cual algunos hicieron sin problemas, pero otros se verían con situaciones difíciles, pues formalmente eran expulsados de España y serían detenidos a su llegada, porque habían salido sin autorización para servir en un ejército extranjero, motivo por el cual muchos brigadistas debieron marchar como exiliados a terceros países.
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