Tal día como hoy 16 de octubre de 1472, se inician las negociaciones para la firma de la “Paz de Pedralbes”, por la que la Corona de Aragón recupera el Rosellón y la Cerdaña.
El siglo XV discurre en medio de una profunda crisis en Cataluña, con problemas de subsistencias, baja demografía, epidemias, crisis financiera, endeudamiento, reducción del comercio, etc.
Las continúas luchas de labradores contra señores, fueron apoyadas por el rey Alfonso V de Aragón “el Magnánimo”, para controlar a la nobleza, aliada con los poderes de Barcelona, problema heredado por su sucesor, Juan II, que le resultará beneficiado, ya que en la Guerra de los “remensas”, de 1462, estos fueron aliados del rey.
Las protestas y motines se sucedieron y, mientras mercaderes y menestrales proponía una devaluación monetaria y prohibir importar productos, los burgueses, llamados “ciudadanos honrados” deseaban trabajos públicos para paliar el paro y otras medidas.
La resistencia al cambio de estos últimos, dividió a los barceloneses, en dos grupos, “La Biga”: de los “ciudadanos honrados”, que actúa como los nobles y “La Busca”, partido de menestrales y mercaderes que aspiraban a hacer cumplir sus privilegios y libertades.
Una vez iniciada la guerra, “la Busca” - mayoritaria en el “Consejo de Ciento” - tomó partido por Juan II y provocó un levantamiento campesino en 1462 y el rey, con el apoyo de Luis XI de Francia, penetró en el Principado sin permiso del Consejo de Ciento.
Los barceloneses organizan un ejército para destituir al monarca aragonés, pero al no obtener los resultados deseados, el Consejo de Ciento empezó a ofrecer el Principado a otros candidatos, preponiendo nombrar conde de Barcelona al rey Enrique IV de Castilla, si respetaba todos sus fueros y privilegios.
Enrique IV aceptó, y las tropas castellanas, obligaron a levantar el asedio de Barcelona, pero Juan II por el tratado de Bayona, con Luis XI de Francia como árbitro, consiguió su renuncia, a cambio de compensaciones.
Finalmente, Juan II buscó la alianza con Castilla con el matrimonio de su hijo Fernando - luego Fernando “el Católico”- con la infanta Isabel y a finales de 1471, empezó un nuevo asedio de Barcelona hasta que la ciudad se entrega el 8 de octubre de 1472, tras una amnistía general.
La Capitulación de Pedralbes significa el final de la guerra sin vencedores ni vencidos y la muerte de Juan II en 1479, dejó sin solución los problemas, que su hijo Fernando intentará resolver; para lo cual ocupa el Rosellón y la Cerdaña, adopta en parte el programa económico de “la Busca” y reforma los organismos de Barcelona: Diputación y Consejo de Ciento.
Finalmente, con la Sentencia Arbitral de Guadalupe de 1486, son redimidos los “malos usos” señoriales mediante pago y los campesinos consiguen ciertas libertades.
Tras la guerra, la Generalidad sufrió gran desprestigio y Barcelona, con su estructura social destruida y unas instituciones que no podía competir con las potencias europeas ni con Castilla, sufrió las consecuencias de una situación desventajosa, de manera que a partir del siglo XVI, no continuaría siendo ya una ciudad importante ni política ni comercialmente y, tampoco la potencia decisoria que había sido durante buena parte del medievo.
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