miércoles, 28 de octubre de 2015

Breve historia del tabaco, un peligro para la salud.

Tal día como hoy, 28 de octubre de 1492, el español Rodrigo de Jerez es el primer occidental que ve a los indios fumando tabaco - al que ellos llamaban  “picietly” - siendo el primero en imitarlos.

Rodrigo de Jerez, natural de Ayamonte – Huelva - fue uno de los marinos de la Santa María en el primer viaje de Colón en 1492 y, se le atribuye el ser el primer europeo en fumar tal como vio que hacían los indios.

En octubre de 1492, la tripulación se encontró por primera vez con el tabaco en San Salvador o Guanajaní en las Bahamas donde Rodrigo de Jerez vio fumar por primera vez a unos nativos que hicieron rollos de hojas de palma y maíz con tabaco dentro, que luego encendían por un lado y aspiraban el humo que echaba por el otro.

A su vuelta a España en 1493, los vecinos de Ayamonte, quedaron asombrados cuando le vieron echar humo por boca y nariz, atribuyendo el hecho a ser “cosa del demonio”, mientras le oían contar historias sobre otro mundo, con gente caminando desnuda y aspirando tizones de hierbas ardiendo.

Como volvió a casa a bordo de la Niña, con un cargamento de aquellas hojas, el escándalo de sus paisanos acabó en una denuncia a la Santa Inquisición, no se sabe si por parte de estos o de su propia esposa, que lo descubrió en el sótano practicando este vicio, pero fuese como fuese, se le  denunció como “poseído”.

El caso es que la Inquisición tomó cartas en el asunto y, con la habitual inteligencia que “el Santo Oficio” demostró siempre en todas sus actuaciones, pensaron  que ‘sólo Satanás podía conferir al hombre la facultad de expulsar humo por la boca”, por lo cual y por “sus hábitos paganos y diabólicos” estuvo Rodrigo encerrado durante siete años en una mazmorra inquisitorial, pero cuando fue liberado siete años después, la costumbre de fumar se había extendido por todo la comarca.

La causa de esta propagación, fue que el médico sevillano Nicolás Monardes, empezó a cultivar un huerto de plantas extrañas traídas de la indias, que conseguía hacer brotar de raras semillas que obtenía en los muelles del puerto y su debilidad por el tabaco se fue convirtiendo en vicio.

Él consideraba al tabaco como la medicina total; capaz de curar la artritis, el mal aliento, la jaqueca, el dolor de estómago y el de muelas, de manera que empezó a fabricar píldoras de tabaco para que sanara todo enfermo insalvable, lo que plasmo´en su libro la 'Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, publicado en 1574, traducido a seis idiomas y vendiéndose más de cuarenta ediciones, en el que explica sus experimentos con plantas como el maíz, la piña, el cacahuete, la batata, la coca y naturalmente el tabaco.

Por su parte, los mismos frailes, en los huertos cerrados de los conventos, resultarían ser los más entusiastas plantadores de tabaco, de donde proviene el término de “estanco”, el actual comercio de venta de dicho producto.

De la mano del embajador francés en Portugal Jean Nicot, - de quien deriva el nombre “Nictotina” - se extendería la costumbre de fumar por toda Europa, al divulgarse que su consumo había curado las jaquecas de la reina consorte de Francia, Catalina de Medicis, a quien este envió el producto..

A principios del siglo XVI, España dominaba el comercio de tabaco y la posesión ilegal de su semilla, podía suponer hasta la pena de muerte.
 

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