Tal día como hoy 22 de 0ctubre de 4004 a. C., según los cálculos del arzobispo James Usher, Dios creó el universo.
James Usher, fue un arzobispo anglicano del Condado de Armagh, en la actual Irlanda del Norte, que en 1650 escribió el libro “Los anales del mundo”, en el que basándose en la Biblia, hizo una excéntrica estimación del número de generaciones, la duración media de la vida humana y las principales figuras bíblicas entre Adán y Eva y el nacimiento de Jesucristo lo que le permitió “deducir” fechas exactas.
La “Cronología Ussher” formulada mediante una lectura interpretativa de la biblia, se asocia, - frecuentemente con mofa - con la ideología del Creacionismo y de la Tierra Joven, ya que sostiene que el universo fue creado hace solo unos milenios.
Dedujo, que el primer día de la creación fue en el año 4004 a. C. cerca del equinoccio de otoño y, la elección específica de ese año pudo haber sido influida por la creencia entonces de que la vida potencial de la Tierra era de 6000 años, correspondiendo cada milenio a cada uno de seis días de la creación.
Aunque pueda resultar chocante, pues esta visión fue abandonada en 1997 - seis mil años después de 4004 a. C. - sin embargo, hay algunos estudiosos bíblicos y cristianos evangélicos, que siguen una interpretación literal de la biblia y piensan que la Tierra tiene 6000 años de edad.
La estación en que tuvo lugar la Creación, era entonces importante tema de discusión teológica y Ussher pensó, que era más probable que hubiese ocurrido en otoño, porque esa estación marcaba el principio del año judío.
Sus cifras eran siempre exactas: Creación de la tierra, al anochecer del sábado 22 de octubre del 4004 aC.. Expulsión de Adán y Eva del paraíso, el lunes 10 de noviembre del 4004 aC.. Final del diluvio universal, el miércoles 5 de mayo del 2348 aC. . El fin del mundo, "habría sido" el 26 de octubre de 1996 a las seis de la tarde y así sucesivamente.
Aunque hoy día cueste creerlo, el efecto sobre la verosimilitud generado por su peregrina precisión, le dio una gran credibilidad entre sus contemporáneos.
¡Que suerte debe ser, tenerlo todo tan claro en la vida...!
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