Tal día como hoy 2 de octubre de 1992, en la cárcel de Carandiru de São Paulo (Brasil), el coronel Ubiratan Guimarães ordena matar a 101 presos.
La masacre fue causada por un motín que sucedió en la penitenciaría en donde no se negoció con los reclusos antes de que la Policía Militar, al mando del Coronel Guimarães, llegara a las instalaciones.
El total de víctimas fue de 111 reclusos : 102 muertos por disparos de la Policía Militar y 9 debidos a apuñalamientos por otros reclusos no muriendo ninguno de los 68 oficiales de policía.
Los sobrevivientes afirman que la policía también disparó a los reclusos que se habían rendido y a los que intentaban esconderse dentro de sus celdas, por lo que es posible que el número de muertos fuera superior al divulgado.
En junio de 2001, el coronel Guimarães fue condenado a 632 años de prisión, pero el año siguiente salió elegido diputado estatal de São Paulo y apeló la sentencia.
La apelación reconoció que la sentencia condenatoria contenía un error, aceptando que sólo estaba cumpliendo órdenes, por lo que terminaron por absolver al demandado, lo cual causó indignación al entenderse como un "paso atrás" de la justicia brasileña.
El 10 de septiembre de 2006, el coronel Guimarães fue asesinado a tiros en un crimen sin aparente conexión con la masacre. En la pared del edificio donde vivía fue pintado con aerosol "aquí se hace, aquí se paga", lo cual hacía sin duda referencia a la masacre de Carandiru.
La prisión de Carandiru fue demolida en diciembre del 2002, poco después de haber sido filmada en ella una película que reconstruía los hechos de la masacre.
En promedio, mil presos mueren por año dentro de las prisiones brasileñas.
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