martes, 4 de octubre de 2016

Fernando “el Católico” y la Liga Santa.

Tal día como hoy 4 de octubre de 1511 Fernando “el Católico” se une con los Estados Pontificios y Venecia en la llamada “Liga Santa”, para frenar la creciente hegemonía francesa en Italia.

La Liga Santa, fue una coalición formada por los Estados Pontificios, Venecia, España, Suiza, el Sacro Imperio Romano Germánico e Inglaterra para luchar contra Francia.

En el siglo XV, la Península Itálica disfrutaba de un periodo de prosperidad, pero a finales de siglo, las intrigas, la mala diplomacia y las luchas entre las Repúblicas italianas, llevaron a la intervención de países extranjeros y la convirtieron en el escenario de sus guerras.

El papa Julio II - político, estratega, maquinador, tiránico y maquiavélico - se asemejaba más a un monarca de su tiempo que a un líder religioso, conociéndosele como el "Papa Guerrero" por la intensa actividad militar de su pontificado, pues al llegar al papado en 1503 comenzó a poner en práctica un plan bélico para devolver la perdida hegemonía a los Estados Pontificios. 

Su objetivo principal, era recuperar las tierras que la familia Borgia, con el papa Alejandro VI como máximo instigador, había arrebatado a la Iglesia para su patrimonio familiar, ya que la mayor ambición del papa Borgia, era lograr que su familia dominase Italia, para la cual realizó toda suerte de alianzas y enlaces con las más poderosas dinastías italianas, usando el poder del papado, para conseguir sus propósitos y la sumisión de toda la península.

Julio II, pretendió reinvertir el proceso y para ello, comenzó luchando con las Repúblicas más débiles, pero cuando  se enfrentó a la poderosa Venecia, advirtió que necesitaba una alianza para poder vencerla, para lo cual creó la “Liga de Cambrai”, con Luis XII de Francia, Fernando “el Católico” y el emperador Maximiliano I de Austria, consiguiendo vencer a esta república.

Una vez logrado esto, viendo el creciente poder francés en Italia, decidió crear una alianza en esta ocasión contra Francia y, usando la sinuosa diplomacia vaticana, organizó la “Liga Santa” con los Estados Pontificios, Venecia – su anterior enemigo – España, Inglaterra, Austria  y Suiza.

Mientras, el papa realizó por su cuenta acciones antifrancesas, conquistando él mismo al frente de las tropas Mirandola, ciudad aliada de Francia y usando del arma religiosa, excomulgó y depuesto a Alfonso de Ferrara, esposo de Lucrecia Borgia, simpatizante de Francia.

Por su parte, Francia reunió un gran contingente de tropas y en abril de 1512 entabló batalla en Rávena donde sus ejércitos se mostraron al principio superiores, pero la muerte en combate de Gastón de Foix, su general, cambio el signo y a partir de ahí sólo cosecharon derrotas.

El único aliado de Francia en esta guerra, Florencia, ante los acontecimientos, no supo reaccionar y fue invadida por las tropas de la Liga en agosto de 1512, cayendo sin casi resistencia y acabando saqueada, mientras Francia se rendía.

Julio II agradeció a Fernando “el Católico” su ayuda y aprovechando que Navarra era partidaria de Francia y con la de excusa de que los monarcas navarros protegían doctrinas albigenses, dictó una bula, en la que excomulgaba a los reyes navarros, los desposeía de su reino y liberaba a los súbditos del juramento de fidelidad, quedando a merced de quien primero lo tomara.

Fernando, aprovechó la ocasión y con un ejército castellano, lo ocupó en dos meses, y en 1515 las Cortes de Burgos, lo incorporaron a Castilla  mientras en Italia, afianzó su poder en Nápoles, aunque las guerras entre España y Francia por dominar Italia, continuarían.


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