jueves, 18 de noviembre de 2021

El último descendiente del conde Drácula

 
Tal día como hoy 18 de noviembre de 2007, murió en Alemania Ottomar Rodolphe Vlad Dracula, el último descendiente de conde Drácula

Si alguien se pregunta si quedan descendientes de Vlad Dracul, señor feudal de los Cárpatos -apodado Vlad Tepes ‘el empalador’- que inspiró la leyenda de Drácula, su último heredero falleció en 2007. Su nombre era Ottomar Rodolphe Vlad Drácula, Príncipe de Kretzulesco; sin embargo, este alemán no descendió directamente de la estirpe del siniestro Drácula.

Antes de adoptar formalmente el nombre de la familia, era conocido como Ottomar Berbig. En 1978 conoció a la princesa rumana Catherine Caradja , conocida como la princesa Caradja-Kretzulesco, y ambos entablaron amistad. Ésta decidió adoptar a Berbig dentro de la familia para que continuara con la estirpe, dado que no tenía herederos varones.

Berbig utilizó de manera muy provechosa su nuevo título y, afortunadamente, no hizo honor al Dracul original. En cambio, organizó actividades benéficas, como la fiesta de "chupadores de sangre", una jornada de donación en colaboración con la Cruz Roja alemana, fiestas medievales, e incluso fundó una empresa de vinos.

Ottomar Rodolphe Vlad Dracula, príncipe de Kretzulesco, murió en Alemania de una manera poco "heroica" para lo que dictan los destinos de su familia (adoptiva). Un tumor cerebral colapsó los órganos vitales del último heredero del terrible rumano Vlad Tepes, inspirador del Drácula de la literatura y el cine.Ottomar era alemán, tenía 67 años y supo ser panadero, aunque luego se dedicó a la venta de antigüedades.

En esos años, cuando todavía firmaba como Ottomar Berbig. jamás imaginó que se convertiría en familiar del hombre que fue inspiración para crear al conde de los colmillos filosos. Pero en 1990 lo adoptó la princesa rumana Ekaterina Olympia Kretzulesco. La anciana , que ya rozaba los 100 años, no tenía descendientes directos y empezó a temer que moriría sin darle continuidad a la línea familiar de Tepes.

Pero se topó con Ottomar, cuyo rostro remitía en la memoria de la vieja princesa rasgos notables de rumanidad. "Ella decía que tenía cara de rumano", fue su escueta explicación más de una vez. Así que el nuevo heredero del tremendo Vlad Tepes - Príncipe de Valaquia, también conocido como Vlad, el Empalador por haber empalado justamente a cientos de miles de enemigos- se sintió cómodo enseguida con su nueva vida y compró un castillo de 46 habitaciones en las afueras de Berlín.

Tan extravagante como su nuevo ancestro, Ottomar daba conciertos en el castillo, regenteaba un restaurante de comida medieval allí mismo y organizaba fiestas sangrientas en favor de la donación de sangre para la Cruz Roja. Su compromiso le valió un puesto de concejal en Brandeburgo.

En 2002, tras un intento de expropiación de su castillo, creó su propia bandera y declaró la independencia. El príncipe, consciente de sus condiciones innatas, advertía en ese entonces: "Estoy dispuesto a verter hasta mi última gota de sangre por la emancipación".

Pero perdió todo y cayó en la pobreza.Vlad, que murió en 1476 a manos de los turcos después de haber empalado a unos cuantos miles, e inspiró a Bram Stoker para su personaje chupa sangre, hubiese estado orgulloso de su futuro descendiente adoptivo. Ottomar también lo estaba.

Aún mientras agonizaba en la pobreza al lado de su joven esposa y de su hijito, que todavía tiene dientecitos de leche, pero es nada menos que un Drácula. 


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