domingo, 7 de noviembre de 2021

La ejecución del general Rafael de Riego

 

Tal día como hoy 7 de noviembre de 1823 el general español Rafael de Riego fue ejecutado en la Plaza de la Cebada de Madrid. Se le sometió a un escarnio público en su camino desde la cárcel al patíbulo y, al llegar allí, fue ahorcado y decapitado.

El gobierno de Fernando VII buscó dar un carácter especialmente ejemplarizante a la ejecución del militar debido al papel que este jugó en la instauración del Trienio Liberal.

Militar de carrera, Riego luchó contra los ejércitos napoleónicos durante la Guerra de Independencia desde 1808 hasta 1814 y estuvo preso en Francia, donde conoció las ideas y los principios del liberalismo político.

En 1820 se convirtió en el rostro y el cabecilla del pronunciamiento que el ejército llevó a cabo en Cabezas de San Juan en defensa de la Constitución de 1812 y viajó hasta Madrid en una columna formada por militares sublevados que ganaba adeptos a cada paso.

La presión del ejército y el descontento de los sectores burgueses y liberales hicieron que Fernando VII se viera obligado a aceptar y a jurar la Constitución de 1812, dando lugar a un bosquejo de monarquía parlamentaria.

Durante este breve periodo de tiempo, Riego ejerció como capitán general en Galicia y Aragón y fue nombrado presidente de las Cortes en 1822. Pero la palabra del Fernando VII valía poco y el rey se dedicó, desde el primer momento, a intentar poner trabas al nuevo gobierno constitucional mientras preparaba la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis.

Este inmenso contingente militar fue una colaboración entre el ejército francés y voluntarios españoles que buscaban la restauración del Antiguo Régimen y de los poderes absolutistas de Fernando VII.

Ante esta situación, Riego promovió una reprobación contra el rey para inhabilitarle y organizó la resistencia contra esta fuerza invasora en Andalucía. A pesar del intento por hacerles frente, sus tropas fueron derrotadas en la batalla de Jódar, Riego resultó herido y fue hecho prisionero cuando intentaba huir.

Aunque en un primer momento se propuso decapitarle y descuartizarle y enviar sus fragmentos a los principales núcleos liberales, finalmente se optó por la ejecución pública y la desposesión de bienes.

En 1835 la reina regente María Cristina - la esposa de Fernando VII - publicó un real decreto con el que rehabilitaba la figura de Rafael de Riego.

 

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