Tal día como hoy, 21 de noviembre de 1694, nace Voltaire, escritor, historiador, filósofo y abogado francés que figura como uno de los principales representantes de la Ilustración, un período que enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia y el respeto hacia la humanidad. En 1746 Voltaire fue elegido miembro de la Academia francesa en la que ocupó el asiento número 33.
Su nombre real era François Marie Arouet. Existen varias hipótesis acerca del seudónimo Voltaire. Una versión muy aceptada dice que deriva del apelativo Petit Volontaire que usaban sus familiares para referirse a él de pequeño.
Otras hipótesis son que puede tratarse del nombre de un pequeño feudo que poseía su madre, se ha dicho que puede ser el sintagma verbal que significaba en francés antiguo que él voulait faire taire (‘deseaba hacer callar’, de ahí vol-taire), pueden ser las sílabas de la palabra re-vol-tai (‘revoltoso’) en otro orden.
En 1713 obtuvo el cargo de secretario de la embajada francesa en La Haya, trabajo del que fue expulsado debido a un idilio con una refugiada francesa llamada Catherine Olympe Dunoyer. Durante esa época empezó a escribir su tragedia Edipo.
A la muerte de Luis XIV en 1715, el Duque de Orleáns asumió la regencia y el joven Arouet escribió una sátira contra el mismo Duque que le valió la reclusión por un año en la Bastilla en 1717, tiempo que dedicó a estudiar literatura. Una vez liberado, fue desterrado a Châtenay, donde adoptó el seudónimo de Voltaire.
En 1718 su tragedia Edipo y en 1723 su epopeya, La Henriade, dedicada al rey Enrique IV, tuvieron un gran éxito. Se instaló en Londres y allí Voltaire recibió una influencia determinante en la orientación de su pensamiento. Cuando regresó a Francia en 1728, Voltaire difundió sus ideas políticas, el pensamiento del científico Isaac Newton y del filósofo John Locke.
A pesar de que no era creyente, criticó duramente la filosofía que apuntaba a la intervención divina en los procesos humanos, y solía utilizar la ironía con gran maestría.
Voltaire se ganó muchos enemigos por su ridiculización de la visión católica de la historia. En cambio, Voltaire defendió el positivismo y el utilitarismo. Creía que la historia de la humanidad se caracterizó por la lucha entre la civilización y barbarie, y combatió al fanatismo y a la intolerancia. Finalmente, su pensamiento acabó provocando su encarcelamiento.
Fue extraditado, y se refugió en Suiza y Gran Bretaña, hasta que pudo volver a París, su ciudad de origen, en 1778. Allí falleció, octogenario, ese mismo año.
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