jueves, 20 de junio de 2024

La batalla del lago Trasimeno, una gran victoria de Anibal sobre los romanos

Tal día como hoy, 22 de junio de 217 a. C., tras la victoria cartaginesa ante los romanos, en la batalla del lago Trasimeno, un victorioso Anibal, reanuda con su ejército el camino hacia Roma.

El lago Trasimeno ocupa una superficiee de 128 Km2, con una profundidad máxima de 6 metros. Sin embargo, hay que tener en cuenta que desde la Antigüedad las aguas han descendido en el lugar, donde  se desarrolló la batalla. Tanto los depósitos aluviales procedentes del río Macerone, como la construcción de un canal en 1421, han contribuido notablemente a este descenso de las aguas.

Aníbal cruzó los Apeninos,pasando por el puerto de Collina, de 952 metros de altitud. El ejército púnico, atravesó una zona pantanosa provocada por los desbordamientos del río Arno. La travesía, según Polibio, duró cuatro días y tres noches, y se convirtió en un auténtico calvario, para los hombres de Aníbal. El cartaginés no fue ajeno a los sufrimientos:, pues perdió un ojo a causa de una infección contraída, en aquellos pantanos.

Finalmente el ejército púnico, logró atravesar aquella zona y llegar a Fiésole. Aquí, Aníbal supo por sus exploradores, que el ejército romano, al mando del cónsul Flaminio, se encontraba acampado cerca de la ciudad de Arezzo. Aníbal sabía que debía actuar antes de que los dos cónsules, unieran sus fuerzas, puesto que el consul  Servilio se encontraba en Rímini. 

Ésa había sido la razón por la que el cartaginés. había optado por la complicada travesía de los pantanos. Si hubiera tomado la ruta siguiendo la Via Flaminia, hubiera sido blanco fácil al permitir la unión, de los dos ejércitos consulares.

Flaminio recibió la noticia de la llegada de Aníbal a Fiésole demasiado tarde, perdiendo la oportunidad de esperarle a la salida de los pantanos, cuando habría gozado de la enorme ventaja. que suponía el agotamiento producido por la complicada ruta. En lugar de dirigirse a Aretium, en busca del ejército romano, el ejército cartaginés se dirigió hacia el sur, arrasando toda la región de Chianti.

Las columnas de humo, provocadas por el fuego que devastaba los campos de Etruria, podían verse desde la propia Aretium. Ante aquella situación, el cónsul Flaminio prescindió del consejo de sus oficiales, de mantenerse a la espera del ejército de Rímini, y ordenó a sus tropas, iniciar la marcha en busca del enemigo. Mientras, el ejército cartaginés, continuaba avanzando en dirección a Roma, quemando todo a su paso.

Cuando los romanos estaban ya cerca, los púnicos giraron hacia el este, atravesando el desfiladero de Borghetto, el ejército de Aníbal llegó a la llanura de Tuoro, que actualmente tiene una anchura de dos o tres kilómetros, pero que en la Antigüedad era sensiblemente más estrecha.

Los romanos llegaron muy avanzado el día a la entrada del desfiladero, por lo que Flaminio decidió acampar. Aníbal, por su parte, dedicó toda la noche a planificar la emboscada; situó a los africanos y a los iberos en el desfiladero que cercaba la llanura de Tuoro por el este. 

Ordenó a los lanceros y a los honderos baleares, ocultarse en las colinas situadas frente al lago, estirando sus líneas lo más posible, cubriendo el lado occidental de la llanura. Mientras, los baleares y la caballería se ocultaron en la zona occidental, en el lugar por donde los romanos debían pasar, para acceder a la llanura.

La mañana del 21 de junio del 217, cuando los romanos llegaron al extremo de la planicie y vieron a las tropas enemigas en frente, era ya demasiado tarde. Aníbal dio la orden a los emboscados, que cayeron rápidamente sobre los horrorizados romanos, gritando y sembrando el desconcierto entre sus oficiales, muchos de los cuales, ni siquiera tuvieron tiempo de reaccionar.

La masacre había comenzado; no pocos romanos murieron en la formación de marcha, sin siquiera poder formar para el combate. El propio cónsul caía durante el combate a manos de un galo. Otros legionarios y aliados, presos del pánico, intentaban nadar en el lago y morían ahogados, arrastrados al fondo por el peso de sus propias armas.

Los que no se decidían a internarse en las aguas y se quedaban cerca de la orilla; cayeron presa fácil de la caballería de Aníbal. El combate terminó, según Livio, al cabo de unas tres horas: 15.000 soldados se dejaron la vida por el bando romano, mientras que en el ejército cartaginés, las bajas rondaron, según Polibio, 1.500 hombres, la mayoría galos.

Tan sólo lograron escapar del desastre 6.000 romanos  de la vanguardia, que lograron abrirse paso entre la infantería ibera y norteafricana. Sin embargo, poco después serían apresados por la caballería púnica, uniéndose al resto de prisioneros y sumando un total de 15,000 prisioneros.

No se han hallado armas en la zona, pero sabemos que Aníbal hizo recoger el armamento romano, para equipar a su infantería. Se ha querido justificar la localización a través de algunos topónimos de la zona, tales como Gorghe di Annibale, una colina al norte de la llanura de Tuoro, así como los de la localidad de Sanguinetto y el monte Sanguigno, derivado, de la palabra "sangre".


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