La capitulación de Teruel – la única ciudad conquistada durante la guerra por la República - le supuso el repudio de la cúpula franquista, que esperaba que continuase combatiendo hasta la aniquilación total de sus hombres y su rendición les pareció un acto “demasiado racional y débil ” para la nueva España de Franco, de manera que el hecho fue casi silenciado incluso después de la guerra.
Siendo coronel de artillería, Rey d'Harcourt se unió en Zaragoza a la sublevación militar que dio comienzo a la Guerra Civil y los sublevados le pusieron al mando de la guarnición de Teruel, siendo sitiado por el ejército republicano a fines del año 1937.
Ante la superioridad republicana, replegó las tropas hacia el al casco urbano y desistió de defender posiciones exteriores, aunque los mandos franquistas le exhortaron para que las mantuviera hasta que pudieran llegar las tropas de socorro.
No obstante, ante la evidente superioridad militar de los republicanos, hubo de capitular firmando el acta de rendición, siendo hecho prisionero junto a otros 1.500 soldados.
Los republicanos ocuparon la ciudad por poco tiempo, pues a finales de febrero las tropas franquistas la recuperaban, en la denominada batalla de la Alfambra.
Rey d'Harcourt fue juzgado por traición a la República, encarcelado en Valencia y luego en Barcelona y al iniciarse la ofensiva contra Cataluña, fue conducido hacia la frontera con Francia donde le fusilaron el 7 de febrero de 1939 antes de cruzar los pasos fronterizos.
Junto con él fueron fusilados otros cuarenta y dos prisioneros franquistas presos en la batalla de Teruel, entre los que se encontraba el obispo de esta ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario