Tal día como hoy 14 de octubre de 1944, el mariscal de campo Erwin Rommel, tras ser acusado de participar en un complot contra Hitler, se suicida para evitar represalias contra su familia.
Erwin Johannes Eugen Rommel fue uno de los más famosos mariscales de campo alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, que recibió el apodo de “Zorro del Desierto” a raíz de su habilidad como comandante del Afrika Korps durante la campaña del norte de África entre 1941 y 1943.
Rommel es recordado frecuentemente no solo por sus señaladas proezas militares, sino por su caballerosidad con los adversarios y tras el atentado del 20 de julio de 1944 contra Adolf Hitler, fue acusado de haber participado en el mismo y obligado a suicidarse.
Tres días después del intento de asesinar a Hitler, Rommel estaba entre la vida y la muerte en una operación en la que uno de los mejores neurocirujanos de Alemania, se esforzaba por reconstruir su cabeza, al ser ametrallado su coche por un avión inglés, en la sexta herida que recibía en acto de servicio.
Pasó la convalecencia en su casa, donde al principio tenía servicio de centinela en la puerta del jardín, pero conforme transcurrían los días se le retiró “por orden superior”. Desde entonces, comenzó a salir durante sus paseos llevando su pistola en el bolsillo, y en uno de esos mismos paseos se fijó en dos hombres de uniforme que les observaban desde lejos, diciéndole a su hijo: “Hace ya días que estamos bajo vigilancia”.
El 7 de octubre el General Keitel telefoneó ordenando a Rommel que acudiera a Berlín para “una entrevista” a lo que este se negó, alegando no tener permiso médico para hacer viajes tan largos.
El 13 de octubre, Rommel recibió una llamada del Cuartel General Central avisándole que recibiría la visita de los generales Burgdorf y Maisel y ambos se presentaron en un coche oficial de la Wehrmacht, conducido por un chófer con uniforme de las SS.
Poco después Maisel salió seguido por Burgdorf, mientras Rommel entró en la habitación de su esposa, donde conversó con ella unos minutos. La mujer de Rommel dijo más tarde que su marido le declaró: “Vengo a decirte adiós. Dentro de un cuarto de hora estaré muerto. Sospechan que tomé parte en el intento de asesinar a Hitler.”
Después se despidió de todos y subió al coche donde le esperaban Burgdorf y Maisel y se marcharon en el vehículo. Poco después Burgdorf ordenó parar y todos excepto Rommel, salieron del coche y al acercarse de nuevo, declararon haber visto a Rommel tendido en el asiento trasero, en los últimos momentos de su agonía.
La noticia de la muerte supuso un fuerte impacto en la opinión pública alemana, especialmente entre los veteranos que sirvieron con Rommel y llegaron notas de pésame de todas partes de Alemania
Actualmente Rommel es el único miembro del Tercer Reich, que tiene un museo dedicado a su persona.
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