sábado, 28 de octubre de 2017

Historia de la Estatua de la Libertad.

Tal día como hoy 28 de octubre de 1886 en Estados Unidos, el presidente Grover Cleveland inaugura la Estatua de la Libertad, regalada por Francia.

La idea inicial de este obsequio data de 1866 y fue de Eduardo Laboulaye, jurista y político francés, que encargó el trabajo al joven escultor, Frédéric Auguste Bartholdi, con la condición de que el trabajo debía estar terminado en 1876, fecha del centenario de la independencia estadounidense, pero esto no fue posible y hubo que esperarse 10 años para ver la inauguración.

“La libertad iluminando el mundo”, conocida como la Estatua de la Libertad, es uno de los monumentos más famosos de Nueva York, de los Estados Unidos y de todo el mundo y se encuentra en la isla de la Libertad al sur de la isla de Manhattan, junto a la desembocadura del río Hudson y cerca de la isla Ellis.

La Estatua, se convirtió en un símbolo de Estados Unidos y representa,  la libertad y emancipación con respecto a la opresión, ya que desde su inauguración en 1886, esta estatua fue la primera visión que tenían los inmigrantes europeos al llegar a Estados Unidos tras su travesía por el océano Atlántico.

Recuerda al famoso Coloso de Rodas, y fue nominada para las “nuevas maravillas del mundo”, donde resultó finalista,  y desde el 10 de junio de 1933 se encarga de su administración el Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos.

La Estatua está hecha de cobre y originalmente tenía un color marrón rojizo, pero sin embargo, no tardó mucho tiempo para que la oxidación le diera el color más familiar que conocemos hoy.

Gustave Eiffel que diseño la famosa torre de su nombre en París, fue quien se encargó de dar forma y resistencia al interior del monumento y diseñó un “esqueleto” interno para que la "piel" de cobre se mantuviera en posición vertical y hoy sea un emotivo museo.

El 28 de octubre de 1886, la Estatua fue inaugurada por su creador, F.A. Bartholdi  y ese  el día fue declarado festivo y a pesar de la lluvia y la niebla, más de un millón de personas salieron a las calles  para celebrarlo.

Ese día, el puerto de Nueva York estuvo repleto de barcos de todos los tamaños que no quisieron perderse el acontecimiento, asistiendo al acto en representación de los Estados Unidos el presidente Grover Cleveland y todo su gabinete, así como el gobernador de Nueva York y por parte de Francia, asistió su embajador, acompañado por el Comité Francés.

Las palabras del presidente Cleveland mostraron el sentimiento estadounidense desde ese día: “No hay que olvidar que la libertad ha hecho aquí su casa…”

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