martes, 17 de octubre de 2017

La Batalla de Saratoga en la guerra de Independencia de Estados Unidos

Tal día como hoy 17 de octubre de 1777, las tropas estadounidenses derrotan al ejército británico en la Batalla de Saratoga, en el valle del río Hudson.

La batalla de Saratoga fue uno de los enfrentamientos más importantes de la guerra de Independencia de Estados Unidos y su desenlace contribuyó, en gran medida, a decidir el resultado final de la contienda a favor del ejército rebelde.

Esta batalla tuvo lugar entre el 19 de septiembre y el 17 de octubre de 1777 en Saratoga, entre Boston y los Grandes Lagos, en las proximidades del río Hudson, donde el general británico John Burgoyne pretendía aislar a Nueva Inglaterra del resto de las colonias del norte y causar la mayor cantidad de bajas posibles al ejército rebelde.

Su plan consistía en remontar el valle del río Hudson, subiendo a lo largo de este camino fluvial con el apoyo de las tropas británicas asentadas en Nueva York, con las que atacarían por el norte y se le uniría en Albany para crear un frente común y emprender una ofensiva conjunta.

En lugar de concentrar todas sus fuerzas en un único frente, los británicos quedaron dispersos a lo largo de 1200 km de territorio hostil, cayendo en un clásico error de la “división de fuerzas”.

El general Burgoyne desde Canada avanzó hacia el sur con la intención de reunirse con las tropas de Nueva York, a la espera de que el general Howe hiciera lo mismo y reagrupasen las tropas en un único ejército contra George Washington, con lo que  la victoria británica parecía un hecho, pero Howe prefirió seguir avanzando hacia el sur.

Burgoyne, hostigado por las milicias rebeldes, fue incapaz de llegar hasta Nueva York, no pudo obtener refuerzos y finalmente quedó aislado en Nueva Inglaterra, con graves problemas de abastecimiento y cercado por un ejército muy superior en número.

El 17 de octubre tuvo que rendirse al comandante estadounidense Horatio Gates y fue hecho prisionero junto a su ejército hasta que se firmó la paz.

Las tropas inglesas, que constaban de casi 8000 militares regulares, mercenarios alemanes y milicianos, no fueron capaces de soportar el contraataque de 14.000 regulares y milicianos estadounidenses al mando de George Washington. Hubo 800 muertos estadounidenses y 1600 bajas inglesas, así como 6000 ingleses prisioneros.

El resultado de esta  victoria afianzó la posibilidad de triunfo de las milicias ciudadanas sobre un ejército regular, lo que aceleró el apoyo de Francia y el Imperio español a la causa independentista estadounidense.

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