Tal día como hoy, 23 de febrero de
1981, tiene lugar en España un golpe de Estado contra la democracia.
Durante el 23 de febrero de 1981,
España vivió uno de los momentos más delicados de su historia
reciente. No obstante, tras este episodio, monarquía, democracia y
constitución quedarían para siempre blindadas.
Para comprender qué pasó en España
el 23F, hay que poner en contexto la situación varios años antes.
En 1975, tras la muerte del dictador Franco, el monarca Juan Carlos I
asumía el trono. Éste había sido designado por el propio Franco
antes de morir.
Pero el reinado de Juan Carlos I no
empezó con buen pie para con los militares españoles. Por un lado,
tuvo que enfrentar la llamada ‘marcha verde’, el intento de
Marruecos de ocupar una serie de territorios españoles en el Sáhara
Occidental. España entregó los territorios sin oponer resistencia,
lo cual supuso una traición para el ejército.
En 1977 se producen las primeras
elecciones democráticas en España, y Adolfo Suárez sale elegido.
Suárez había prometido a los generales del ejército que no
legalizaría el Partido Comunista ; pero así lo hizo, dado que era
lo más coherente en un plan de regeneración democrática para el
país. Tras lo sucedido, el ministro de Marina, Pita de Veiga,
dimite. Además, hubo un intento de sublevación de la división
acorazada Brunete, la mayor fuerza militar del país, pero fue
sofocado por el general Milans del Bosch.
Además, las consecuencias de la crisis
del petróleo y la actividad de la banda terrorista ETA llevaron al
Gobierno a vivir una situación de máxima tensión. Finalmente,
Adolfo Suárez dimite. Es entonces cuando Calvo Sotelo es elegido
presidente del Gobierno por Juan Carlos I, pero, para su investidura,
debía contar con el apoyo parlamentario.
La segunda ronda de votación para
invesir a Calvo Sotelo presidente, tendría lugar el 23 de febrero de
1981. Ese día parecía estar destinado a que acoger algún
acontecimiento vital para asegurar la estabilidad de España, en un
sentido o en otro.
Antonio Tejero, que era un romántico
del franquismo, fue elegido como encargado de la operación. Tejero,
ya estuvo implicado en una conspiración para derrocar al gobierno,
la llamada “Operación Galaxia”, que fue desarticulada poco antes
de ser aprobada la Constitución Española de 1978.
Pasadas las 6 de la tarde del 23 de
febrero de 1981, un grupo de militares entraba en el Congreso de los
Diputados por la fuerza con Tejero al frente.
Gutiérrez Mellado, vicepresidente del
Gobierno, trató de enfrentársele. El presidente Adolfo Suárez y el
líder del Partido Comunista Santiago Carrillo ignoraron las órdenes
de abandonar su escaño.
Simultáneamente, el general Milan
Bosch se incorporó al golpe de Estado desplegando tropas en Valencia
y emitió un comunicado por radio en el que declaraba el estado de
excepción. Mientras tanto, Torres Rojas, al frente de la división
acorazada de Brunete, envía las tropas a puntos estratégicos de
Madrid. Uno de ellos, la sede de Radio Nacional Española.
Pocos minutos antes de las ocho, Tejero
se lleva del brazo a Suárez y lo saca del hemiciclo. Muchos
diputados creyeron que iban a ser fusilados. Esa tarde, el Ministerio
del Interior informa de la creación de un Gobierno provisional
formado por representantes de todos los ministerios y presidido por
Francisco Laína, secretario de Estado.
Entretanto, el general Armada quería
acudir a la Zarzuela para que el rey le autorizase a presidir un
Gobierno de coalición con Felipe González como vicepresidente
,junto con otros representantes de partidos como Alianza Popular o el
Partido Comunista. La Zarzuela no autorizó una reunión con él, con
lo que acudió al Congreso de los Diputados y le propuso el plan a
Tejero; éste, al comprobar cuáles eran sus socios de Gobierno, no
cedió. Tejero había dado ‘un golpe dentro de otro golpe’ de
Estado.
La madrugada del 24 de febrero, Juan
Carlos I da un discurso por televisión en el que se muestra
favorable a la Constitución. Milans del Bosch, que era un monárquico
convencido, decide rendirse; pero podría haber instigado al resto de
militares franquistas a la sublevación, lo que habría llevado a
España al borde de otra guerra civil. Finalmente, hace caso al rey y
retira sus tropas de Valencia.
Tejero, por su parte, aguantó hasta el
mediodía del día 24, con los diputados aún retenidos en el
interior del hemiciclo. A esa hora, Tejero negoció las condiciones
de su rendición en lo que se llamó el “Pacto del capó”, al ser
firmado sobre el capó de un Range Rover: salir sin ser visto y que
los guardias de un rango igual o inferior a teniente no fueran
juzgados.
Alfonso Armada, Milans del Bosch y
Antonio Tejero fueron condenados a 30 años de prisión.
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