domingo, 9 de febrero de 2020

El Normandie, un gigante de los mares

Tal día como hoy 9 de febrero de 1942, un incendió destruyó el transatlántico francés Normandie a orillas del río Hudson, en Nueva York. El suceso tuvo lugar mientras el barco era reconvertido en transporte de tropas, adquiriendo un nuevo nombre: USS Lafayette.

El Normandie es para el aficionado a los transatlánticos el máximo exponente en cuanto a diseño y lujo, una obra de arte, aunque no la mejor de ingeniería ya que padecía de vibraciones. Su vida discurrió más o menos paralelamente a la del Queen Mary británico.

Construidos ambos poco después de la gran depresión, sufrieron parones en su construcción. Incluso el diseñador del paquebote francés ofreció sus servicios primero a la Cunard Line, que los rechazó por ser su diseño demasiado futurista. Y el Queen Mary fue el favorito de los pasajeros y el más rápido hasta el United States, que era casi un barco de transporte de tropas con piel de cordero. Pero en cuanto a elegancia de líneas no había punto de comparación.

El Normandie sostuvo con el propio Queen Mary una dura lucha por ser el más rápido del Atlántico, arrebatandose varias veces, el uno al otro, el Gallardete Azul. También en cuanto a tamaño; en la primera parada invernal se le añadió al Normandie una ampliación en las cubiertas de popa para superar en tonelaje a la nave británica.

Inagurados sus servicios en 1935, su vida no fue muy larga. Cuando Francia capituló ante los nazis, el Normandie se encontraba en Nueva York, en un todavía terreno neutral. El gobierno de los Estados Unidos se apropió del Normandie, lo rebautizó USS Lafayette e inició su conversión en transporte de tropas, pero no volvió a navegar.

Durante los trabajos de conversión se originó un incendio a bordo. Incapaces de hacer funcionar el sistema antiincendios del buque, las autoridades portuarias decidieron arrojar cuanta agua pudieron sobre el transatlántico; momentos después, este zozobraba por las toneladas vertidas.

Tras una agonía de meses - llega a salir unos segundos en Sabotage de Hitchcock- , semihundido en el propio muelle, y con medio mundo recuperándose de las heridas de la  II Guerra Mundial, no hubo otro destino que el desgüace para el otrora orgullo de Francia.


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