Tal día como hoy el 3 de febrero de
1468, murió
en la ciudad alemana de Mainz, el inventor de la imprenta moderna, Johannes Gutenberg, .
Su ingenio permitió producir en serie
piezas individuales estandarizadas, por lo que el proceso de
impresión pasó a ser más rápido y menos costoso. Hasta entonces,
las copias de libros y otros documentos se hacían a mano. Y sobre
todo las hacían los monjes.
Gutenberg fue el editor del incunable
más famoso, la Biblia de las Cuarenta y dos Líneas, cuya producción
dio comienzo a la impresión masiva de textos en Occidente.
No está clara la fecha de nacimiento
ni de muchos momentos de la vida del padre de la imprenta. Se cree
que nació entre los años 1390 y 1399 en Mainz y que era hijo de un
patricio. Gutenberg adquirió destreza trabajando el metal pero tuvo
que irse de la ciudad debido a un enfrentamiento entre los
trabajadores de los gremios y los patricios.
Se trasladó a Estrasburgo donde se
dedicó a la talla de gemas, no en vano inventó una técnica de
pulido de piedras preciosas, fabricó espejos y formó a varios
alumnos. Sin embargo, su mayor aporte al mundo fue, sin duda, la
imprenta, que construyó con la ayuda de múltiples préstamos de
parientes y socios.
El método de impresión que ideó
Gutenberg empleaba tipos móviles fabricados con una aleación de
metal que permitía fundirlos fácilmente y que se enfriaba
rápidamente, por lo que podían reutilizarse una y otra vez.
La tinta estaba hecha con una base de
aceite, lo que permitía que se adhiriera perfectamente al tipo de
metal y se copiará en el pergamino o en el papel. También inventó
una prensa, probablemente una adaptación de las que se utilizaban
para producir vino, aceite o papel, que aplicaba una presión firme y
uniforme a las superficies de impresión.
Todas estas fueron innovaciones que no
existían ni en la imprenta china, ni en la coreana ni en la técnica
europea empleada hasta entonces para estampar letras en diversas
superficies o en la impresión de bloques de madera.
La Biblia de las Cuarenta y dos Líneas
fue su edición más famosa y obra maestra. Recibe este nombre porque
fue impresa en columnas de 42 líneas.
También se le conoce como la Biblia de
Gutenberg o Biblia Mazarina, pues el primer ejemplar descrito por los
bibliógrafos se encontraba en la biblioteca del cardenal Mazarino,
en París.
Actualmente se conservan alrededor de
40 copias, aunque se desconoce el número original de ejemplares.
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